Area: Actualidad
Sección: Dossier República
Cromañón
Título:
Convocados por la tragedia
Autor: Silvia Sisto
Tema:
Crónica de la marcha del 6 de enero. Intentaré contar algo de lo que los medios
no dicen. El valor simbólico de una ceremonia.
A una semana del horroroso
incendio, los familiares de las víctimas o la banda o las seguidores de la
banda, no se sabe bien quien, convoca a una marcha[1].
Piden justicia, piden que se vaya
Ibarra,...piden, necesitan desesperadamente elaborar ésta traumática situación.
¿Son sólo ellos, los afectados
directos ?, ¿o es un ritual necesario aunque no suficiente que la sociedad en
su conjunto necesita atravesar?. Algunos en el lugar, otros a través de lo que
alguien les podría relatar y la mayoría a través de los medios. En todos los
casos se trata de una noticia mediatizada sin embargo los medios masivos de
comunicación en su gran mayoría se
destacan por lo que no dicen.
Esta nota va en esa dirección.
Fui a la marcha porque lo necesitaba subjetivamente pero también con una mirada
diferente a la que podría haber tenido en otro momento de mi vida, fui como
ciudadana y también como psicoanalista. Intentaré contarles algo de lo que los
medios no mostraron, no dijeron.
Plaza once siempre está llena de
gente, pero ésta vez la gente se juntaba en un “santuario”. En el santuario hay
fotos, frases, velas, flores...angustia. La concentración era bastante
silenciosa, todos parecían hablar bajo, como en un sepelio. Una parte de los
familiares decidió quedarse allí a esperar las 23hs, momento que se produjo el incendio, otra decidió
marchar hacia Plaza de Mayo con carteles que mostraban las fotos de sus hijos
muertos. El reclamo de justicia y la renuncia de 2Aníbal
Ibarra era la consigna más fuerte. Sin embargo creo que no se trataba sólo de
eso. Decidí apurarme e ir mas rápido para recorrerla en su conjunto y así me
fui encontrando con pedazos de nuestra historia reciente y pasada.
En ese paneo a velocidad se
escuchaba: - paredón, paredón!!!, el - “que se vayan todos”- no lograba imponerse demasiado, había unas
señoras con cacerolas que tal vez esperaban desde el 2001 para subir a la
próxima marcha.
Esa es la imagen, un colectivo
donde se subía cada uno en su parada. La consigna que unificó a la masa fue: -
ni las bengalas ni el rock and roll, a los chicos los mató la corrupción. Por
supuesto los insultos a Ibarra abundaron
Otro elemento fueron las velas,
las velas son todo un símbolo, no es la primer marcha con velas, pero en ésta
ocasión tenían un valor muy diferente. Habían muerto muchos en un incendio,
llamar a una marcha de velas con cuarenta grados de calor y tantos adolescentes
sensibles, daba miedo.
Av. Rivadavia se encontraba sin luz
en varios tramos, al pasar por allí se hacía silencio, parecía que se iba con
pié de plomo y las velas...no muchas, en algunas manos quemaban.
Frente a la Jefatura de Gobierno
la tensión fue fuerte, se compactó la gente, no había luz y no se podía salir
aunque se quisiera, los gritos y la catarsis llegó a un punto álgido. Si el
espíritu de la mayoría hubiera sido quemar todo, ese era el momento, hasta
fuego había, sin embargo la marcha marchó y cada grupo frente a ese lugar gritó
lo suyo y llegamos a plaza.
Ingresé antes, quería ver entrar las columnas. Un grupo de
familiares corrió para tomar la cabecera, una mujer sin voz y destrozada de
dolor decía: la van a pagar, se van a morir todos ustedes...señalando la
casa de gobierno.
Hablaron con megáfono y casi nadie podía escuchar. Los más
jóvenes se sentaron en círculo en medio
de la gente, abrían espacios en medio del amontonamiento y pegaban las velas al
piso, allí se sentaban ...hablaban...miraban las velas. La gente quería pasar y
no se podía...muchas velas en el suelo...mucho calor. Los jóvenes con un fuego
extra...como aquel día en Cromagnón, tal vez la diferencia fue que había muchos
adultos.
La gente comenzó a
desconcentrarse, busqué una salida para
tomar un taxi, caminé varias cuadras, estaba todo cerrado...finalmente allí se
ve uno, ya en viaje el taxista pregunta - ¿viene de la marcha?. Y empiezan una
serie de comentarios de esos que no circulan por los medios.
-
A usted le parece lo que hicieron?, la
juventud es un desastre, yo cuando salen del boliche no subo a ninguno, me dan
miedo.
-
¿Será que los adultos hicimos algo mal? , le digo
preguntando.
-
¿A usted le parece? Se da vuelta
, mi papá me enseñó a respetar a la
gente, a ser educado....
-
Bueno, entonces usted aprendió de su papá.
-
No sé ...no, para mí no tiene nada que ver.
Yo a mi hijo lo mande a vivir a 500 kilómetros con la madre..le dije:- yo no te
puedo cuidar.
Silencio...no dije nada, él tampoco.
Llegué a mi casa y no pude dejar
de escribir estas líneas para contar parte de lo que los medios no dicen de lo
que pasó ese aniversario de la tragedia.
Los disturbios no los vi, no dudo
que hayan ocurrido, pero no fue lo importante. Sí creo en el valor de ceremonia
que tuvo, el seguir sosteniendo el fuego en las manos es prueba del dolor
descarnado aún. Del peligro en germen y de la ambigüedad. Del final violento.
Ambigüedad que el grupo Callejeros -como representante tal vez de cierto
malestar de nuestros tiempos - sostenía, pidiendo que no tiren bengalas
mientras en su página Web llevaba un ranking de bengalas tiradas en cada
recital. Como el taxista que dice que su padre lo educó, pero “que un padre
eduque o no” no tiene nada que ver con la situación de riesgo que muchos de
nuestros jóvenes viven. Será que la ambigüedad es la única forma que éste
hombre encontró para soportar que no cuida a su hijo.
Según 3
Georges Bataille el sacrificio, en el sentido etimológico de la palabra
es la producción de cosas sagradas. Éstas
tienen su origen en la pérdida, pérdida producida en el marco del culto que
exigen destrucción cruenta de hombres y de animales de sacrificio. Si las cosas sagradas tienen su origen en el
sacrificio, el éxito del cristianismo puede ser explicado por la crucifixión
del hijo de Dios.
En esta sociedad cristiana se
sigue sacrificando hijos, ¿será por aquello de “a imagen y semejanza”?. Los
hijos se vuelven sagrados después de entregarlos al sacrificio...son cosas
sagradas. Cultura cruel esa que se funda en la muerte del hijo.
Esos hijos llevaron a sus hijos a
realizar el culto a la música y el
fuego, murieron todos, los que podrían ser nuestros hijos y los hijos de
nuestros hijos. Ahora son cosa sagrada, ¿antes no tenían valor?, será que lo cobran después del sacrificio?.
Tal vez el problema reside allí y entonces no
se puede tocar el tema de la responsabilidad que a cada uno de ellos también
les toca, a los jóvenes, a los padres de esos jóvenes, a los músicos, cada uno
en su medida. ¿Porqué no pudieron advertir que llevar niños allí era riesgoso
mas allá del incendio?¿Qué falla entraña semejante acto?. Y si ellos no
pudieron, la ley social haciendo de tope tampoco funcionó, nadie les prohibió
la entrada, empresarios y políticos corruptos en el afán de acumular ganancias
son los responsables. Fallaron todos los ordenes de la legalidad interna y
externa .
En este marco
se vuelven cosas sagradas,
intocables por la mayoría de los medios, siendo así garantía de
adhesión. Ya que, soportar la verdad que descansa sobre la repetición de estos
actos, seguramente convocará a los peores demonios de nosotros mismos
como sociedad. A esos que no cierran sus fauces para dejar de tragar niños.
Sino estarían tratando de ubicar la responsabilidad de los jóvenes que no son
tarados, son jóvenes.
Voy a quedarme con lo que creo
fue la diferencia, esta vez en esa marcha había muchos adultos, tal vez
tratando de cuidar a esos jóvenes, sólo eso.... para no sacrificarlos.