El vuelo fue increíble, el avión parecía detenido
en la nubes… San Miguel de Tucumán, estaba allí con la zafra a punto, un humo
blanco y dulce envolvía la ciudad.
El congreso se realizaba en un salón en las afueras
de la ciudad, unas veinte cuadras…mucho calor y mucho tránsito. Da la sensación
de que no entramos, le dije al profe y me dice: es que es una ciudad
antigua con calles angostas y ahora todos tiene autos y motos, no entramos.
Al congreso asistirían los 180 inscriptos,
seguramente en forma alternada. Sin embargo al llegar, viernes a la mañana, el
salón estaba a pleno. La avidez y ganas de participar entre los jóvenes del
interior es muy estimulante. En las mesas no se puede parar el debate y las
preguntas. Nunca alcanza el tiempo. Esto es algo que observo en casi todos los
lugares del interior de nuestro país a los que asisto. A mi entender las
ponencias de los equipos de los hospitales Padilla, Obarrio y Nicolás
Avellaneda, todas de carácter clínico y con fuertes interrogantes sobre
políticas de salud fueron muy interesantes. Mucho más que algunos trabajos que
llegan de la metrópolis en plato volador.
Tuve la fortuna de participar en la mesa de cierre
sobre prácticas comunitarias: Cómo se trabaja con quienes no llegan a
las instituciones. Junto a la Lic. Beatriz Baldelli del Centro de Reducción
de Daños del Hospital Piñeyro de Buenos Aires; a Natalia Ferrandis, miembro del equipo
del Hospital Avellaneda y a Ignacio Ygel y su experiencia en el proyecto “ Casa
del barrio” -Programa de Prevención de las Adicciones del Ministerio de
Educación, Grupos Esperanza Viva.
La mesa fue muy agradecida por el auditorio, para
mi sorpresa por algo que yo no había advertido: la mayoría señaló que era una
mesa donde se ponía el acento en que algo era posible.
Justamente se trataba de
la mesa que apunta al trabajo más creativo, menos pautado burocráticamente, el
trabajo con los que no llegan al hospital.
Por estar en la última mesa y habiendo participado
de buena parte del evento, pude tomar notas.
Habían circulado muchas versiones
sobre el consumo en general, el pegamento en particular. También la idea de Le
Poulichet de la droga como
suplemento. La droga siempre presente en la vida del adicto como una sustancia,
en presencia o en ausencia. Entonces propuse la siguiente lógica:
Un aspecto difícil de tolerar, es
soportar que estos jóvenes tienen sus recursos, sus linajes y sus goces…en sus
cuerpos pegados, pegoteados. Se habló de pegado y de suplemento (la sustancia
como suplemento) así también se llama a la leche que se da a un bebé cuando la
materna no alcanza: suplemento. Y luego algo que me resultó muy interesante,
que dijo Héctor López es que la droga está en presencia y en ausencia. Siempre
está. La vida de alguien adicto gira alrededor de eso.
Entonces, pegado, suplemento,
presencia-ausencia. Estamos hablando de los primeros tiempos en la
constitución subjetiva. Tal vez un adicto no hace más que tratar de restituir
aquello que no hubo, de suplementarlo.
Sobre el final vino el debate… y
volvieron sobre mi planteo, me pidieron que lo repita, que me explaye, que diga
cómo se me ocurrió. Finalmente todo giro alrededor de temas centrales en
psicoanálisis. Quedo evidenciado que las especializaciones obnubilan.
Hubo un momento realmente genial, el
viernes por la noche, antes del cierre de ese día, aparecieron: “Los
payamédicos”. Fue la mejor intervención teórica hecha en el congreso.
Ingresaron con bolsas de tutucas[i] y
comenzaron a repartirlas advirtiendo que son muy adictivas. Lograron que se
armen dos bandos. Los que estaban a favor de las tutucas y los que estaban en
contra. Con una cinta que decía “peligro” fueron armando escuadras. Y no se
sabía en qué ángulo estaba cada uno. O, si adentro o afuera. Genial es poco.
Finalmente señores: todos somos adictos a las tutucas!!!…ja!
Un caso clínico que me dejo pensando: Margarita la
joven colega que presentó el caso de recuperación de un joven adicto a la
Marihuana no advirtió y luego lo conversé con ella, el valor del significante
en juego que no era la palabra Marihuana (eso ella lo remarcó). Lo que no pudo
leer fue uno de los efectos de la transferencia. La droga producía en el joven según
sus dichos: bienestar, tranquilidad… lo mismo que encontró en ella. –Usted
me tranquiliza doctora. Conversé sobre el caso con la colega, quedó muy
sorprendida y a la vez perturbada. El significante no siempre es una palabra
puede ser un estado.
Empecé mi ponencia tomando una frase de Emilio
Rodrigué: Hay que llevar al Psicoanálisis al “fogo quenche” del
análisis…
Minutos antes de mi ponencia se pasó
en pantalla gigante el video de presentación del libro “Desarraigos Villeros”… con
su canción, las Pastillas del abuelo. En el final se proyectó la página de la
Red: Otro lugar, marginación no, con sus fotos, que es desde donde participé en
el Ateneo.
Agradezco enormemente a los jóvenes
colegas que propusieron mi nombre por haberme escuchado en Amaicha del Valle en
2011. Agradezco que me dejen perturbarlos con mi experiencia de analista y me
perturben con sus ganas y sus relatos clínicos desde una de las provincias más
lastimadas de nuestro país. Como corresponde a una sociedad largamente
reprimida, sus jóvenes intelectuales irrumpen: Natalia Ferrandis, miembro del
equipo del Avellaneda, presentó un trabajo crítico y muy interesante
invirtiendo la propuesta, “Cómo trabajar con las instituciones que no
llegan a la gente”.
Van solo dos momentos: “comenzar
a hablar de la adicciones abrió la puerta a otros malestares, políticos,
institucionales y personales. Según la mirada de distintos actores se tiene la
percepción de que siempre es otro el que tiene la responsabilidad”.Recordó
a Ramón Carrillo…1949: “Acceso universal a la salud para toda la
población…” sentando las base de nuestro sistema de salud
pública. “El sistema de salud debe responder a las necesidades
concretas de la población. Es más importante llegar al que no se acerca al
sistema de salud que al que sí lo hace por haberse concientizado de la
importancia de conservar una buena salud. De nada sirven las conquistas de la
técnica médica si ésta no puede llegar al pueblo…” Gracias Natalia por
hacernos recordar de dónde venimos.
Por supuesto todo el evento estuvo
rodeado de muy buen clima, agasajos a los invitados y entre tiempos llenos de
charlas e intercambio.
Un lujo haber participado.
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