Cuando recibo a este chico, que trae consigo un video
en un pendrive, no imaginé que intentaba narrar su historia de la única manera
que puede hacerlo, con imágenes.
Esta historia comienza así: me llama
por teléfono su mamá para pedirme un turno para su hijo de 16 años, y lo
primero que me dice es que es un psicótico, lo presenta de esa manera, y me
cuenta brevemente una especie de historia clínica. Hubo dos analistas antes que
yo, en lo que fue su primera infancia. Y de los 12 años hasta ahora que tiene
16 no hubo ningún tratamiento. Me hace como una especie de interrogatorio, como
queriendo saber si yo estaría “en condiciones” de atender al hijo. Me mostraba
las dificultades que iba a haber, me pregunta cómo es mi consultorio. Ella no
quería perder tiempo, es una mujer muy expeditiva, y en cierto sentido creo que
está bien, después lo entendí. Le dije que me interesaba escucharlos, que
probablemente había que trabajar mucho entre todos. La mamá y su esposo actual,
que no es el papá de Luis, concurren a una primera entrevista. Vienen de una
manera desesperada porque la vida es un caos, ya no es posible vivir con Luis
de esa manera, en esa casa. Todo desborda, hay episodios de violencia todo el
tiempo, es un chico de dos metros. Y, “que se levante es un caos, que se
acueste es un caos, a todo le pone resistencia, tiene cantidad de rituales, con
lo cual todo es un obstáculo”. Él no puede dar cuenta de que le pasa y se
violenta, y les dice que los va a matar. Entonces el registro de la madre es
que algo allí se estaba poniendo peligroso.
El padre de Luis, ahora muy alejado,
fue un muchacho adicto a la cocaína, que estuvo internado y preso
alternadamente. La pareja se separa cuando Luis tiene 6 años y ya había dos
hermanos más muy seguiditos. Luis es el mayor, y ella se separa de este
muchacho en medio de un caos, sin dinero y sostenida por su madre.
En cuanto a su modalidad, su hablar
literal produce un efecto gracioso en el que escucha pero para él no es
gracioso, él lo dice de verdad, murió Lita de Lazzari, y me dice, muy
serio “bueno, ya no va a poder salir más a buscar precios por ahí” Yo
por supuesto me rio, y él, muy serio me dice “no te rías, estamos
hablando de una persona que falleció”
Entonces, cuando dice “te voy a
matar”, ¿es así? Ahí empecé a introducir el humor, y él se enganchó, se sintió
cómodo. Ahora me permite que me ría porque le explico por qué me rio, le cuento
qué es lo que me causó risa a mí, y ahí entiende. La metáfora está en falla,
pero la explicación lógica tiende a funcionar.
En las primeras entrevistas que tengo
con él, viene con la madre y su marido, que él dice que es el padre porque
desde los 6 años que vive con él. Él los quiere hacer pasar, así que durante un
mes más o menos trabajé así.
Entre tanto, neurológicamente no
tiene nada detectable, entonces la neuróloga, con muy buen criterio dijo que si
la psicóloga indicó que fueran a un psiquiatra era válido, y con todo esto ella
hizo otro informe y pudimos hacer la derivación a psiquiatría. Se lo empezó a
medicar con Risperidona a 1mg diario. Con mucha resistencia por parte de la
familia, que no quería, pero en el medio hubo dos episodios de violencia. No
fueron graves, pero a mí me obligaron, y a ellos también, a decir “bueno, este
es el límite”. Es muy triste y muy penoso como queda él después de esos
episodios. Queda arrasado, se mete en la cama y se pone a llorar. Y llora como
un bebé. Hubo mucho intercambio telefónico en ese período. Les expliqué a sus
padres el valor de los rituales para Luis, y la importancia de que le permitan
hacerlos, que vayan negociando algunas cosas, al menos hasta que la medicación
hiciera algún efecto. De igual manera que con él fui apelando a la lógica y la
explicación con ellos.
Las entrevistas familiares eran muy
impactantes porque se sentaban él de un lado, los padres enfrente y yo en el
medio. Los padres muy juntitos, muertos de miedo. Y él, expandido: “Porque
estos dos a mi me maltratan, me dicen que soy un Psicótico” y empezaba
a quejarse “yo quiero decirlo todo acá, y ahora, adelante de ellos” y
los padres trataban de justificarse: “bueno Luis, pero vos, etc.” En
ese tiempo, se negociaron algunas cosas, algunos permisos. Por ejemplo, él se
quejaba de que la madre lo higienizaba, y tenía razón, entonces pudimos
negociar que lo haga solo. Y me parece que ahí empezó a ponerse en escena la
relación simbiótica entre la madre y Luis. La dificultad de ella para ver que
ahí había un muchacho, no un nene de tres años.
Un detalle más: en la escuela no
había armado lazo social con nadie a pesar de haber hecho la primaria y lo que
iba del secundario en el mismo colegio. Cuando tocaba el timbre del recreo
realizaba un ritual hasta que volvía a sonar el timbre, entraba y se sentaba.
El punto es que en el colegio lo cargaban, y este chico iba a terminar
agrediendo. Por ahora lo hacía con insultos.
En ese contexto, entre estas
entrevistas con él y con los padres, conversaciones con la psiquiatra, advierto
también su frialdad, parece como una máquina, no tiene nada afectivo. A veces
pensaba: “pero este pibe... puede matar”, si la situación lo
presiona lo suficiente.
Cuando vuelve de la escuela, él baja
del colectivo y va hasta su casa corriendo porque no puede soportar el tiempo
de recorrido hasta llegar a su casa donde se siente seguro mientras todo
funcione. Un día en su casa se cortó la luz y él estaba solo. Fue una situación
bastante delicada porque se desestructuró: fue a buscar la caja de juguetes de
cuando era nene, que la madre tenía guardada arriba en la baulera, sacó sus
juguetes y se quedó jugando en la oscuridad. Buscó apaciguarse con algo.
El video del que hablo en el inicio
dura 27 minutos, es muy denso, oscuro y da cuenta un poco de este caos interno
en el que él vivía hasta ese momento, se llama “El espanto en la mano”. Él
actúa algo que tiene en su cabeza, no hay un guión ni nada por el estilo. Es
pura improvisación. Una escena la filmó la madre, y el maquillaje se lo hizo la
madre también. Como ve muchas películas, ve muy buen cine, con eso armó
frágilmente las escenas. Una de ellas es tremenda: se mira la mano y le resulta
extraña. Esta escena transcurre en el baño, en la ducha. En este video él
muestra la vida en su casa, el horror que vive, hay algo circular todo el
tiempo, encerrado, en esa relación con los hermanos, la madre, los perros. Y
también su desesperación porque no lo entienden. Creo que – con este trabajo -
se contuvo a sí mismo.
Lacan, en “Dos notas sobre el niño”,
ubica el síntoma del chico en relación a la pareja, a la familia o al fantasma
de la madre. Pienso que en este caso, este jovencito ocupa el lugar del síntoma
en los tres lugares.
En un momento del video aparece la
imagen de un médico y atrás aparece un chico de 12 años. Cuando él tenía 12
años su madre pierde un embarazo del hombre con el que vive ahora, que hubiese
sido su cuarto hijo. Lo pierde en un estado muy avanzado, tenía casi 8 meses,
pero lo peor del caso es que ella estuvo muy grave, y casi se muere. Luis
respondió derrumbándose en plena pubertad, además no estaba en tratamiento.
Este episodio familiar fue justo en el peor momento, en el momento del pasaje
de la infancia a la adolescencia, evidentemente sin una construcción simbólica
que lo acompañe, y a eso se sumó el episodio familiar.
Por efecto de la medicación se
empieza a calmar. Él empieza a darse cuenta de sus dificultades, me dijo “yo
tengo problemas de sociabilización, no puedo relacionarme con los demás”.
Me hizo acordar a Temple Grandin en el libro de Oliver Sacks[i],
cuando ella se da cuenta de que hay algo en las relaciones afectivas a las que
los otros pueden acceder y ella no. Él se da cuenta que los demás pibes pueden
algo que él no puede. Me pregunta: “bueno, si yo me encuentro con
alguien en la calle, ¿qué le digo?”Entonces empezamos a practicar, como si
fuera un nene que está jugando a la vendedora. Le digo: “hola, que tal,
cómo le va”, y con estas situaciones él empieza a sentirse con más recursos
disponibles.
Aparece entonces Facebook. Él trata
de hacerse un Facebook como sus compañeros, pero no lo entiende, y ahí queda
bien claro que el estadio del espejo no está atravesado. Porque en el Facebook,
uno ve lo del otro y lo propio dependiendo en qué lugar del Facebook se pare,
hay dos lugares: uno oculto y otro público, y además de muchos otros a la vez.
Para él esto era imposible, su uso era tan caótico que sus amigos, que no eran
muchos, lo bloquearon.
Entonces se le ocurre abrirse una
cuenta en Twitter. En Twitter, es diferente, se sigue una determinada noticia,
se trata de seguir a otro. Empieza entonces a subir cosas. “Lita de
Lazzari no podrá seguir recorriendo supermercados” fue la primera
noticia que puso. Porque él está siempre muy atento a las noticias, los
noticieros y programas de espectáculos, sus rituales de hecho tenían que ver
con estos programas. Uno lo lee y se muere de risa, y de hecho lo empezó a
seguir mucha gente, ¡que se moría de risa con lo que él escribía! Él empezó a
seguir también a otra gente, y a armar así algunos lugares, y algunos se fueron
estabilizando, en el sentido de que los mismos fueron siguiendo varias cosas.
Ahora dice que quiere tener amigos y
también quiere tener novia. Claro, lo que quiere es tener una vida normal,
quiere lo mismo que todos. Me dijo “yo sé que no tengo que decir
algunas cosas”. “¿Cómo hago yo para tener una novia?” me
pregunta. Le digo que si le gusta una chica se tiene que acercar, la tiene que
saludar, mandarle un mensaje por twitter, etc. Él dice que no sabe en dónde
conocer chicas, porque en su colegio no hay, y las que hay a él no lo miran,
además no sale a ningún lado porque hay mucha inseguridad.
Algo importante es que empezó dos
talleres de cine. Uno individual y uno grupal. Le gusta mucho el individual. El
profesor parece que le tiene mucha paciencia, le explica, ven películas,
conversan. Y en la grupal, se pierde un poco, cada uno tiene una función: uno
es guionista, otro director, otro se ocupa de la cámara. Y él sólo quiere ser
director. Pero claro, no puede ser siempre director en el grupo, entonces
empieza “pero yo no soy buen guionista, a mí los guiones no me
salen – él no puede escribir un texto - yo sí me puedo
imaginar imágenes de lo que escribe otro”. Entonces empezó a darle lugar a
esa posibilidad, de pensar escenas. Y se le ocurrió comparar en algunas
películas, el guión con la película y ver en qué cambiaron, si es textual o si
hubo cambios. Un trabajo minucioso, que el profesor le permitió hacer.
Finalmente en su video, cuenta la
historia de un chico que toma a su propia mano como extraña para sí mismo. Esa
mano lo mata. El médico llega y dice: “El paciente es un esquizofrénico
y el espanto estaba en su propia mano”.
Él llega con este trabajo, puramente
imaginario como intento de acotar lo Real y el trabajo analítico es un intento
de aportarle lo simbólico en falta. El video por sí solo no alcanzaba, es en la
articulación del video y el relato que hace cuarto nudo, que aunque frágil
anuda. Luis y su familia salieron del caos….
[i] En Sacks,
Oliver: Un antropólogo en Marte. Capítulo del mismo nombre. Ed. Anagrama,
Barcelona, 1997.
Psicoanálisis - Sección: Práctica
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