Es mi idea en este artículo
retomar lo planteado en el texto El Río negro llora del Dossier
Patagones. Allí menciono un trabajo de [1]Alfredo
Jerusalinsky sobre la formaciones típicas de la infancia que se producen por
una dilatación del borde de lo Real sobre lo Simbólico y lo Imaginario. Este
doble borde no permite a lo real definir su posición. Dando lugar a que
aparezcan fenómenos como el “jugar” entre lo Real y lo Imaginario y el “Otro
encarnado” entre lo Real y lo simbólico. Para el autor son fenómenos de
estructura y no formaciones contingentes.
Este desdoblamiento se irá acotando
en la medida que los recursos del niño se vayan ampliando, que sus capacidades
simbólicas den lugar a una clara diferenciación entre realidad y fantasía. No
se trata de un planteo evolucionista o de crecimiento. Sino de anudamiento
R-S-I.
Mi planteo es que en los tiempos
que nos toca vivir hay una fuerte tendencia a la solidificación de ésta zona.
Ya no son los niños los únicos que requieren de esta franja para poder tolerar
ese golpe de lo Real a la puerta de cada día.
Una noticia del 21 de Octubre de
2004 nos da un buen ejemplo:
[2]Fue un hecho insólito. Ocurrió en una plaza frente a decenas de
testigos. Sólo
unos pocos se dieron cuenta de que estaban ante un ataque que le costaría la
vida a un joven, mientras la mayoría pensó que se trataba de una broma o era
parte de un espectáculo improvisado por un payaso.
Ya en ésta escena
se puede situar ese fenómeno llamado “jugar”, entre lo Real y lo Imaginario. Lo insoportable de
lo Real se desdobla difundiéndose sobre lo imaginario que le hace de pantalla. La
mayoría creyó que era un juego.
El
joven que fue asesinado tenía 26 años y se llamaba Sebastián Ferreyra.
Trabajaba para la Municipalidad de Morón como cuidador de la plaza /.../El asesino es un hombre que
vestía un traje improvisado, mezcla de payaso, mimo y mago: un pantalón y un
saco oscuros, una remera negra y una galera.
Tenía su cara maquillada y usaba anteojos negros, detallaron voceros.
Una psicosis disfrazada de payaso
es probable que no se reconozca, ni el mas abesado analista se hubiera dado cuenta,
esto por parte de Sebastián, pero a los que miraban desde afuera les sucedió lo
mismo. Tal vez se trata de que no disponemos recursos para tomar semejante
escena como parte de la realidad.
El crimen ocurrió el martes a las 17.30,
a plena luz del día y frente
a una gran cantidad de personas, en su mayoría chicos que estaban jugando en la
plaza./.../ Ferreyra, siempre de acuerdo con los relatos de testigos, trató de
sacar al payaso del césped y éste lo atacó con un cuchillo que sacó de entre
sus ropas. Hubo un forcejeo entre ellos, al cual se
sumó el primo de Ferreyra. El payaso le clavó el cuchillo en la espalda y el pecho
al cuidador y también hirió a su primo. Las personas que paseaban, salvo unos pocos,
no se dieron cuenta de lo que pasaba. Muchos incluso pensaron que era parte
del show del payaso...
Ferreyra cayó pesadamente y su
primo se fue hacia un costado. El payaso aprovechó ese momento y escapó
corriendo. El chico empezó a gritar y la gente, de a poco, fue dándose
cuenta de que lo sucedido no era parte de un espectáculo improvisado./... Cuando realidad y fantasía se
acercan demasiado, los recursos de que se dispone no alcanzan y un asesinato se mimetizada con la realidad diaria .
Allí grandes y chicos creen ver un show, la gente de a poco acomoda el foco y
mira, mira el horror que antes su aparato no toleró. El primo del asesinado
tuvo que gritar y aun así hubo un tiempo necesario para la interpretación de lo
sucedido. Que deja sumida a la mayoría en la perplejidad.
En el mismo sentido aparecen otros episodios –salvando los
resultados- como en San Luis, donde un padre irrumpe en la escuela de su hijo:[3]... el lunes, a la hora en que los chicos
abandonaban la escuela San Martín, el padre de un estudiante de 8º grado ingresó corriendo al colegio, entró al
aula luego de empujar violentamente la puerta, persiguió y golpeó al presunto
atacante de su hijo. Otro chico implicado en el hecho logró
escapar y esconderse en otro salón, para ponerse a salvo.
... en su carrera, el padre llegó a
atropellar a un docente y hasta tomó a otra por la ropa, mientras gritaba
haciéndolos responsables de lo que pudiera pasarle a su hijo. Mientras
intentaban calmarlo, las autoridades dieron aviso a la policía, quienes
concurrieron al lugar y procedieron a desalojar al hombre por la fuerza.
Según la funcionaria, todo comenzó cuando el hijo del agresor fue
amenazado por tres compañeros —todos ellos de entre 14 y 15 años— en momentos en que estaba a punto de ingresar en
un cybercafé. El
chico dio inmediato aviso a sus padres ya que, aparentemente, no era la primera vez
que recibía amenazas de estos jóvenes, quienes ya lo habían golpeado y presionado
para que les entregara sus zapatillas.
Es evidente que lo que falla aquí son los
recursos simbólicos de éste hombre que arremete con violencia aduciendo
violencia sobre su hijo. Su hijo hace un llamado a sus padres, recurre a su
Otro encarnado en el padre; el padre hace lo mismo, no responde desde su lugar
de adulto, responde como un niño pequeño que golpea a quien lo golpeó. Demanda
con su acto a un Otro encarnado que lo frene. Entonces la escuela llama a la
policía. De haber contado con otros recursos -no me refiero a educación- habría
podido intervenir sobre el hecho al modo de un padre operando por la vía de la
palabra, recurriendo a todas las instancias necesarias.
Es impactante cuantos de estos episodio se
suceden a diario, gente que llama a través de sus actos a un Otro encarnado que
suele ser la policía, sobre quien recae justamente un fuerte desprestigio. Con
lo cual se arma una gran paradoja. Que ponga freno al desborde el que es
acusado de desbordarse.
Como frutilla del postre una noticia sobre la
justicia y su parecer sobre los escuadrones de la muerte dan un marco mas
amplio a lo que podrían ser hechos aislados en una gran ciudad.
[4] Si los menores de 16 años, autores de delitos
gravísimos, son liberados, van a surgir otros mecanismos informales de defensa,
como” los escuadrones de la muerte". La advertencia de
la jueza de Menores de Lomas de Zamora, Marta Pascual, llega después de la
decisión del Gobierno bonaerense de no alojar más adolescentes en comisarías.
/.../
Esa categoría de defensa ilegal incluiría a civiles como reacción espontánea. Las formas más organizadas son operadas por integrantes o ex integrantes de fuerzas de seguridad..
Ayer, Pascual hizo la advertencia como vocera de los jueces y asesores de Menores que se reunieron con los integrantes de la Suprema Corte bonaerense. El encuentro fue para evaluar las acusaciones de Cafiero. "No queremos que los menores estén en comisarías", fue la explicación. "Tenemos que dar una respuesta a la ciudadanía —agregó—, y los menores que Cafiero dice que son asistenciales son autores de delitos gravísimos".
Esa categoría de defensa ilegal incluiría a civiles como reacción espontánea. Las formas más organizadas son operadas por integrantes o ex integrantes de fuerzas de seguridad..
Ayer, Pascual hizo la advertencia como vocera de los jueces y asesores de Menores que se reunieron con los integrantes de la Suprema Corte bonaerense. El encuentro fue para evaluar las acusaciones de Cafiero. "No queremos que los menores estén en comisarías", fue la explicación. "Tenemos que dar una respuesta a la ciudadanía —agregó—, y los menores que Cafiero dice que son asistenciales son autores de delitos gravísimos".
Es verdad, los jueces tienen que
dar una respuesta y lo que ella no escucha es que la está dando. Para la jueza
–como vocera – los escuadrones de la muerte son mecanismos informales
de defensa. Mi pregunta es ¿Qué defienden?. Siguiendo la lógica de
la jueza a la ciudadanía de los delincuentes menores que no pueden ser encarcelados.
Me pregunto si tal vez los
escuadrones de la muerte surgen como respuesta a un pedido de gran
parte de la población de ese Otro encarnado frente a la impotencia de un
sistema que empuja y empuja cada vez a mayor cantidad e personas -mundialmente
no solo en nuestro país - al lugar de deshecho-resto .
Deshecho-resto que no causa ni
encausa, desborda y lo que desborda hay que eliminarlo. Sobran jóvenes
delincuentes...mátenlos..
La función de la ley social es
una función simbólica, estabilizadora, una normativa social que rige para todos
los ciudadanos. Una ley alcanza para ordenar, se supone que no hace falta una
persona allí recordando todo el tiempo lo que se debe o no. Sin embargo en
éstos últimos tiempos esto ha sido dañado. Se precisa de algo concreto que de
soporte al significante que parece que ya no se sostiene solo. Se requiere de
una presencia concreta de la instancia de el “Otro”. Lo que en el niño es
ajustado y esperable en los sujetos adultos que funcionan de ésta manera
aparece la sumisión y la dependencia, en una la realidad es muy
pesada de afrontar. Es por esta vía que la irrupción de la realidad como Real
abre camino a los desbordes.
Es evidente que la delincuencia,
la droga, la prostitución y todos los males que se nos puedan ocurrir no son el
único flagelo que acecha a nuestros jóvenes, la locura efecto de las fallas en
las marcas simbólicas es cada vez mas frecuente.
La realidad, esa articulación
Simbólico-Imaginaria se encuentra con un objeto que no logra velar, lo Real
angustia. Se vuelve un jugar Realmente- Imaginario. Esto hace que éste jugar se
aleje del juego. O que el juego sea el encanto de lo siniestro.
Si este movimiento se instala
repetidamente, sin dar tregua para la interpretación, algunos se encomendarán a
su dios, otros a la justicia otros... a los escuadrones de la muerte.
[1] Psicoanalista de niños-
Libro: Psicoanálisis en problemas del desarrollo infantil
[2] Tomado de www.televerdades.com, Detalles.
21/10/2004
[3] www.televerdades.com Otros Fallidos
25/10/2004
[4] www.televerdades.com Tapa 9/11/2004
*Artículo publicado en la revista Psyche Navegante N°65 - www.psychenavegante.net
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