Tiene 12 años y sufre de parálisis cerebral, P.C., dicen los médicos, las
estimuladoras y las psicólogas que intentaron conectarlo, hacerlo independiente
y otras yerbas. Del deseo ni por casualidad se preguntaron.
Eso sí, hay que ayudarlo, a él y a su familia. Sobre
todo a levantar al niño para entrarlo a los consultorios porque la silla no
entra, lo cual hace a la escena más dramática, sobre todo teniendo en cuenta que
el niño mide 1.60m. y pesa 45 kg.
Qué trabajo, hay que ayudarlos y entre todos
arrastralo, tironearlo, gritarle, de escucharlo nada. Si no se le entiende.
La impotencia de estas disciplinas, cuando se
erigen en salvadoras, en su accionar interdisciplinario, hace regodear a éste
niño frente a la angustia de los otros. Solamente una lectura de este cuadro
desde el psicoanálisis posibilitaría re-situar aquello del grito y el tironeo
que no funcionó bien, no solo en el momento del parto.
Dice Lacan en un texto de 1969, "el síntoma
del niño está en posición de responder a lo que hay de sintomático en la
estructura familiar", puede representar la verdad de la pareja familiar y
eso lo ubica en condición de neurótico.
Pero cuando el síntoma tiene una base orgánica tan
fuerte...dicen los especialistas varios. Me pregunto en qué casos la base
orgánica no es fuerte, en qué casos el cuerpo no tiene importancia.
Dicen: "no tiene posibilidades neurológicas
de sentirse unido", tampoco nosotros las tenemos, solo intentar sentir la
unidad del cuerpo sin que ninguna parte se destaque es imposible. Siempre hay
una tensión entre la imagen y la impotencia motora, y por esto nadie deja de
hablarle a un bebé. ¿Por qué entonces en estos casos no sería posible un
tratamiento conducido por un analista? ¿Acaso los analistas estamos incapacitados para
intervenir allí? Entiendo que no, que esa es una imposibilidad de las supuestas
disciplinas específicas,las que se ocupan de....
Los analistas nos ocupamos justamente de esto, de
analizar, esto implica también analizar nuestra propia angustia frente a los
casos que han quedado excluidos de la lectura y la práctica psicoanalítica. Pero entiendo que no es por incapacidad del paciente, sino que estos casos
graves nos colocan en una difícil posición en cuanto al diagnóstico.
Volviendo a la cita de Lacan y en relación al
paciente antes citado, solo una lectura a la letra de dicha escena permitió
entre otras cosas,que la silla entrara y la madre saliera.
Se avanzó así con la palabra sobre el cuerpo
aplastante, del Otro, y el síntoma dejo de ser, "ser un P.C. " para
ocupar un lugar en la estructura familiar.
P.C. pasó a ser pis y caca, tema del motivo de consulta, ya que el niño no tenía control de esfínter.
Pero todo esto viene a cuento y a cuenta de que
somos los analistas quienes cedemos a las otras disciplinas este espacio, faltando así a nuestra ética. Porque ocupar el lugar del "malo" de
la película no es agradable ni cómodo. Imaginen la escena, mientras todos
tironeaban, yo sentada leyendo.
Está demás decir que al poco tiempo dejé dicha
institución pero no está demás decir, que al poco tiempo los papás pidieron
tratamiento en mi consultorio.
Bibliografía:
*Comentario realizado por Federico Aberastury
,publicado en Psyche –Navegante en internet N°1, y en el suplemento Psyche de
La Maga – de fin de siglo -.
*Lacan : La tópica de lo Imaginario.
*Artículo publicado en la revista Psyche Navegante N° 4 - www.psychenavegante.net -
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