jueves, 6 de junio de 2013

En la torre de “Babel”.

País: Estados Unidos, México,
Año: 2006
Título internacional: Babel
Guión: Guillermo Arriaga.
Director: Alejandro González Iñárritu.
Actores: Brad Pitt, Cate Blanchett, Adriana Barraza, Gael García Bernal, Rinko Kikuchi, Kôji Yakusho, Mohamed Akhzam, Boubker Ait El Caid, Said Tarchani, Abdelkader Bara, Clifton Collins Jr., Nathan Gamble, Elle Fanning, Jamie McBride,Michael Pena.
[1]La película entrecruza historias que tienen lugar en Marruecos, Estados Unidos, México y Japón. Distintos dramas donde con el correr de los minutos, uno irá descubriendo impensadas relaciones entre sí. Un estilo de narración muy particular, de un director mexicano que ya conquistó a gran parte de los espectadores, con 21 gramos, su anterior película.
Babel es de esas películas que por lo menos, producen polémica. También, gente que se levanta del cine, y gente que no soporta la tensión y se tapa la cara... Babel hace hablar. Para cada quien resonará en diferentes lugares. Haciendo honor a la metáfora bíblica, en Babel hay lugar para que se desencuentren muchos caminos. Estimado lector no voy a contarle toda la película, pero voy a permitirme contar en qué lugares resonó en mí: psicoanalista que trabaja con niños y anda tratando de entender, algo del malestar en la cultura actual. Babel me hizo pensar. Se trata por lo menos de tres momentos. La primera infancia, la pubertad y la salida a la adolescencia. Se trata de tres momentos de amores desencontrados, donde para preservar uno se descuida al otro. Intentaré bordear la historia.
Unos púberes marroquíes juegan...juegan a matar coyotes con un arma que su padre les acerca. Juegan tensamente empujados por una feroz competencia, por la sexualidad que empuja locamente. Por el amor del padre y el prestigio masculino.
Dar en el blanco es el juego... El blanco es un micro con turistas. En esa aridez infinita, en esa soledad inquietante, un micro es casi el único blanco posible. Allí viaja una pareja norteamericana en búsqueda de solucionar sus problemas matrimoniales. Ella sufre, se deshilacha. Mientras sus niños han quedado al cuidado de la nana mexicana. Y allí la acción se anuda en fatal entrecruzamiento.
Una bala que parte de la tensión de esos púberes. se aloja en el cuerpo de la turista norteamericana. Sus conciudadanos los abandonan, también los diplomáticos..Solo una especie de bruja le acerca un poco de opio para calmar tanto dolor.
- ¿Y los niños?,¿los niños? quiero hablar con ellos... solloza la joven.
En la ciudad de México, la nana tiene el casamiento de su hijo y decide ir con niños y todo, ya que los padres no llegan. Es que no hay con quien dejarlos. Ni amigos, ni parientes. Están solos con la empleada que los crió y los cuida como propios. Se los lleva por no dejarlos. Lo que empieza siendo un mundo nuevo para estos niños, de colores, música y risas, termina convirtiéndose en exceso. Rozan la muerte. La saborean… ellos y su nana. El desierto otra vez como único testigo del abandono. No hay pistas ni caminos ni blanco que oriente.
Falta un detalle importante, los investigadores norteamericanos se ocuparán. El arma. ¿Cómo tenía esa familia esa arma? ¿De dónde salió?
Y ahí otra historia, la tercera.
Una joven sordomuda, aislada, en la búsqueda desesperada del amor. De que la toquen. Del amor en el cuerpo… un cuerpo bello y solo en un lujoso piso 37. Japón. Un misterio que nunca se develará… una muerte de una madre y un arma.
¿La misma que usaron los niños marroquíes? Si así fue ¿Cómo llega a ellos?
Es que un día un turista japonés que paseaba por Marruecos, regaló a un buen hombre ese trofeo, allí sería útil para matar a los coyotes que matan a las ovejas.
Tres culturas ¿Distintas? Algo tienen en común: la niñez , el desamparo, la soledad radical y el desierto… el silencio. Esta película se cruza en mi camino, justo mientras estoy leyendo a Francoise Dolto en su libro “La causa de los niños”, su lectura seguramente, inclinó mi balanza. Según Doltó, la causa de los niños no es la que los adultos creen defender en nombre de los buenos derechos. En ese sentido sentí a esta película, como una mirada desde la causa de los niños… desde los niños, norteamericanos, marroquíes o japoneses. Niños dejados en las buenas manos de quién los crió como propios y que por lo tanto obró en consecuencia. ¿Consecuencia fatal? Depende cómo se mire. ¿Mueren ?… Como diría Dolto los niños tienen causas, deseos y goces propios, no le hacen falta los del adulto. Sí, un adulto que les ayude a desplegarlos o contenerlos.
La película me parece que es casi una cinta de Moebius: Es que un día un turista japonés que paseaba por Marruecos regaló a un buen hombre ese trofeo, allí sería útil para matar a los coyotes que matan a las ovejas.
Se entra por una cara, se sale por la otra.
Tal vez la película muestra a quien quiera verlo, incluso más allá de la intención del director, intención consciente, que un corte se hace necesario o el malestar en la cultura terminará y no habrá más… cultura.
Si no hay malestar no hay cultura, no habrá más torres de Babel para volver a empezar. Los niños y adolescentes tienen sus causas, los adultos tendremos que intentar- soportando el desencuentro- escucharlas hasta donde podamos.
La película tal vez dice que estamos cada vez más atentos y menos receptivos, sensibles y cercanos. Algunos dicen que la película termina bien y por eso despotrican. Je!




[1] Sinopsis de www.Cinesargentinos.com

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