Título internacional:
Babel
Guión: Guillermo
Arriaga.
Director: Alejandro
González Iñárritu.
Actores: Brad Pitt,
Cate Blanchett, Adriana Barraza, Gael García Bernal, Rinko Kikuchi, Kôji
Yakusho, Mohamed Akhzam, Boubker Ait El Caid, Said Tarchani, Abdelkader Bara,
Clifton Collins Jr., Nathan Gamble, Elle Fanning, Jamie McBride,Michael Pena.
[1]La película entrecruza
historias que tienen lugar en Marruecos, Estados Unidos, México y Japón.
Distintos dramas donde con el correr de los minutos, uno irá descubriendo
impensadas relaciones entre sí. Un estilo de narración muy particular, de un
director mexicano que ya conquistó a gran parte de los espectadores, con 21 gramos , su anterior
película.
Babel es de esas películas que por
lo menos, producen polémica. También, gente que se levanta del cine, y gente
que no soporta la tensión y se tapa la cara... Babel hace hablar. Para cada
quien resonará en diferentes lugares. Haciendo honor a la metáfora bíblica, en
Babel hay lugar para que se desencuentren muchos caminos. Estimado lector no
voy a contarle toda la película, pero voy a permitirme contar en qué lugares resonó
en mí: psicoanalista que trabaja con niños y anda tratando de entender, algo
del malestar en la cultura actual. Babel me hizo pensar. Se trata por lo menos
de tres momentos. La primera infancia, la pubertad y la salida a la
adolescencia. Se trata de tres momentos de amores desencontrados, donde para
preservar uno se descuida al otro. Intentaré bordear la historia.
Unos púberes marroquíes
juegan...juegan a matar coyotes con un arma que su padre les acerca. Juegan
tensamente empujados por una feroz competencia, por la sexualidad que empuja
locamente. Por el amor del padre y el prestigio masculino.
Dar en el blanco es el juego... El
blanco es un micro con turistas. En esa aridez infinita, en esa soledad
inquietante, un micro es casi el único blanco posible. Allí viaja una pareja
norteamericana en búsqueda de solucionar sus problemas matrimoniales. Ella sufre,
se deshilacha. Mientras sus niños han quedado al cuidado de la nana mexicana. Y
allí la acción se anuda en fatal entrecruzamiento.
Una bala que parte de la tensión de
esos púberes. se aloja en el cuerpo de la turista norteamericana. Sus
conciudadanos los abandonan, también los diplomáticos..Solo una especie de
bruja le acerca un poco de opio para calmar tanto dolor.
- ¿Y los niños?,¿los
niños? quiero hablar con ellos... solloza la joven.
En la ciudad de México, la nana
tiene el casamiento de su hijo y decide ir con niños y todo, ya que los padres
no llegan. Es que no hay con quien dejarlos. Ni amigos, ni parientes. Están
solos con la empleada que los crió y los cuida como propios. Se los lleva por
no dejarlos. Lo que empieza siendo un mundo nuevo para estos niños, de colores,
música y risas, termina convirtiéndose en exceso. Rozan la muerte. La saborean…
ellos y su nana. El desierto otra vez como único testigo del abandono. No hay
pistas ni caminos ni blanco que oriente.
Falta un detalle importante, los
investigadores norteamericanos se ocuparán. El arma. ¿Cómo tenía esa familia esa
arma? ¿De dónde salió?
Y ahí otra historia, la tercera.
Una joven sordomuda, aislada, en la
búsqueda desesperada del amor. De que la toquen. Del amor en el cuerpo… un
cuerpo bello y solo en un lujoso piso 37. Japón. Un misterio que nunca se
develará… una muerte de una madre y un arma.
¿La misma que usaron los niños
marroquíes? Si así fue ¿Cómo llega a ellos?
Es que un día un turista japonés
que paseaba por Marruecos, regaló a un buen hombre ese trofeo, allí sería útil
para matar a los coyotes que matan a las ovejas.
Tres culturas ¿Distintas? Algo
tienen en común: la niñez , el desamparo, la soledad radical y el desierto… el
silencio. Esta
película se cruza en mi camino, justo mientras estoy leyendo a Francoise Dolto
en su libro “La causa de los niños”, su lectura seguramente, inclinó mi balanza. Según Doltó, la causa de los
niños no es la que los adultos creen defender en nombre de los buenos derechos.
En ese sentido sentí a esta película, como una mirada desde la causa de los
niños… desde los niños, norteamericanos, marroquíes o japoneses. Niños dejados
en las buenas manos de quién los crió como propios y que por lo tanto obró en
consecuencia. ¿Consecuencia fatal? Depende cómo se mire. ¿Mueren ?… Como diría
Dolto los niños tienen causas, deseos y goces propios, no le hacen falta los
del adulto. Sí, un adulto que les ayude a desplegarlos o contenerlos.
La película me parece que es casi
una cinta de Moebius: Es que un día un turista japonés que paseaba por
Marruecos regaló a un buen hombre ese trofeo, allí sería útil para matar a los
coyotes que matan a las ovejas.
Se entra por una cara, se sale por
la otra.
Tal vez la película
muestra a quien quiera verlo, incluso más allá de la intención del director,
intención consciente, que un corte se hace necesario o el malestar en la
cultura terminará y no habrá más… cultura.
Si no hay malestar
no hay cultura, no habrá más torres de Babel para volver a empezar. Los niños y
adolescentes tienen sus causas, los adultos tendremos que intentar- soportando
el desencuentro- escucharlas hasta donde podamos.
La película tal vez
dice que estamos cada vez más atentos y menos receptivos, sensibles y cercanos.
Algunos dicen que la película termina bien y por eso despotrican. Je!
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