miércoles, 12 de junio de 2013

Monjes sin hábitos

Como contaban Laura y Carlos, haber atravesado este seminario fue muy inquietante, muy interesante y la idea de presentar un trabajo en este encuentro habiendo dos mesas diferentes, con colegas que no estuvieron en el seminario, o con participantes que no son colegas, es complejo. Entonces elegí tomar un concepto que ya trabajé en mi clase y articularlo en un territorio a compartir: la clínica.
Parto del concepto de Kandel de habituación. Él llama habituación a la forma más simple de aprendizaje, junto al reflejo condicionado y la sensibilización. La habituación permite trabajar en un lugar ruidoso, no escuchar el tic-tac del reloj o los latidos del corazón. La habituación es muy importante para organizar la percepción. Con lo cual si se interrumpe bruscamente, ésta se desorganiza.
 Dependerá de en qué momento de la constitución subjetiva suceda – si es que sucede- para saber qué efectos puede producir.
Voy a plantear aquí que de alguna manera la adolescencia rompe e irrumpe sobre la habituación de la biología del cuerpo. Las hormonas invaden y afectan los estados de ánimo. Sabemos que en esta época precipitan la mayoría de los brotes esquizofrénicos.
Y aquí creo que tenemos alguna cuestión para pensar, porque por un lado, que sea siempre igual organiza pero que sea siempre, siempre igual…adormece.
Entonces, siguiendo a Kandel, un bebé no podría acostumbrarse -habituarse- a una imagen nueva cada vez, a un cambio corporal permanente ¿Qué marcas en la percepción podría dejarle esta experiencia? También la pregunta vale por la inversa. ¿Un otro materno monocorde en tono postural, voz, modo de sostén, qué produciría?
Lo que trato de pensar y articular, es la relación posible entre el modo de hablar de la madre, el tono, lo significante de esa voz. Lo que de la subjetividad de la madre se trasmite allí y la gravedad de los casos. Junto a Cristina Oyarzábal[1] podría decir “la prosodia”. La cito textual: “esa trasmisión primordial de la lengua (materna) marca una musicalidad, un ritmo y un estilo, es decir una prosodia particular.” “la madre es una transmisora primaria de la prosodia idiomática, ella crea giros individuales”..se hace así reconocible para el niño desde su modo particular de goce transmitido en esa voz.
Lacan en La Tercera [2] pone la voz en la rúbrica de los cuatro objetos… llamados por él “a” minúscula, es decir, la vacía de la sustancia que podría haber en el ruido que hace, la carga en la cuenta de la operación significante.
Agrego entonces, la voz se puede cargar en esa cuenta si es que en tanto objeto a se desprende de la carne, sino es el ronroneo del gato y si ese ronroneo acuna a un bebé tal vez lo mata simbólicamente afectando directamente su estructura neural.
Entonces, a partir de un estado monocorde de infancia cuando precipite la adolescencia, su aluvión hormonal y cambios físicos, pueden ser vividos como una aberración, tal vez como una intrusión violenta.

Me acuerdo aquí de “Diversa”, así la llamé. Ella tenía 19 años y parecía de 11. No habían crecido sus senos, no había cintura, su cola escondida bajo largas remeras, el pelo muy corto. Era un varoncito niño. Diversa no quería ser mujer, varón tampoco. No quería tener un lugar determinado en la sexualidad desde donde enfrentar la vida, por eso militaba para la agrupación que lleva ese nombre: “Diversa”. Allí confluyen, trans, inter., homo, lesbianas, pero a ella ninguna categoría le interesaba. Desde su menstruación que estaba triste y con sensación de vacío. En Diversa ella encontraba un lugar sin nombre. Y antes?. Antes su mamá se brotó. Parece que el delirio era matar a los niños. Diversa recuerda claramente el día de la internación de su madre y no sabe por qué…pero a ella le resultaba una escena graciosa. Diversa vivía en un mundo al revés pero de verdad. Un mundo de diferencia permanente. El caos estaba adentro y afuera desde el comienzo. Diversa forma parte de los monjes sin hábitos. Aunque parezca una sonsera pero no había ningún tipo de hábito en ella, ni alimenticio, ni de sueño, ningún ritmo. En este sentido entiendo que la prosodia materna trasciende a la madre en sí misma y se entremezcla en el ambiente. La prosodia está presente en el ambiente de crianza de esa criatura.
Voy a recordar acá, un concepto trabajado por el Doctor [3]Gabriel Brarda: “ hay un proceso que se da sobre el final de la gestación y hasta los 2 años, donde se produce una marcada muerte celular, es la muerte cerebral genéticamente programada. La apoptosis. Cuando tenemos las necesarias conexiones, (dos años, dos años y tenemos todas las aptitudes, lenguaje incluido) las que son redundantes, sobran. Es más, nos molestan y si perdurasen generarían interferencia.”
 ¿Podemos conjeturar que el ronroneo del gato y la habituación como modo radical podrían hacer fallar la poda neuronal necesaria y genéticamente programada? Dice Cristina en este sentido : “Es en la sinapsis donde se buscan las razones del proceso de aprendizaje y memoria. La sinapsis existirían en estado lábil y solo conservan su competencia si tienen un mínimo de actividad. Si la red no funciona, el programa genético no se cumple y las sinapsis degeneran.”
Brarda siguió un poco más y dijo –“Si la apoptosis es la muerte celular, podríamos buscar un concepto intermedio que no sea necesariamente la muerte de toda la neurona genéticamente programada, sino un concepto de poda dendrítica o pruning. El pruning es el mismo fenómeno que la apoptosis pero a nivel de las dendritas. Hay un pruning temprano en los primeros años al igual que la apoptosis, pero hay otro período muy interesante donde el pruning vuelve a ocurrir de una manera significativa: la pubertad y la adolescencia. En ese período las hormonas reconfiguran todo el sistema nervioso, hacen que el mismo comience a funcionar de una manera completamente diferente porque la reproductividad así lo exige”.
“Y eso lo vemos, por ejemplo, en la adolescencia con la esquizofrenia y la hebefrenia. La esquizofrenia es una enfermedad en la que se precipita ese pruning adolescente, particularmente la hebefrenia que es la más grave de todas y la más temprana. En estos cuadros podemos visualizar cuando el sistema nervioso no puede reorganizarse, y el flujo hormonal y la reorganización del flujo sanguíneo del sistema nervioso hacen que la conectividad en el caso de la esquizofrenia decaiga enormemente. El pruning justamente en estos trastornos es altísimo, y esto es una de las correlaciones que observamos para entender por qué es tan florido el cuadro de la esquizofrenia. Por el contrario vamos a proponer un caso clínico contrario a la esquizofrenia, un caso donde no haya pruning, donde en la vida del individuo haya una alta neurogénesis,: el autismo. Cuando uno analiza los cerebros de autistas se ve sobreabundancia de neuronas y sobreabundancias de conectividad dendrítica. Es la antítesis de la esquizofrenia”.
Vuelvo a Diversa donde era muy evidente su gran dificultad para establecer conexiones entre una posición y otra. Ya que en los últimos tiempos después de tener una pareja homosexual al estilo simbiótico, se pegó a un joven colombiano. Explicaba esta “plasticidad” desde la más pura divalencia (no ambigüedad). Solo funcionaron en parte las construcciones que yo armaba cuidándome mucho de no caer en lo que ella llamaba prejuicios homofóbicos ni interpretaciones a la letra. Ese borde no funcionaba aunque parecía que sí. En realidad funcionó bastante bien ya que me pidió hablar con su madre, las tres juntas, ya que según ella yo traducía muy bien lo que ella quería decir. Si yo lo decía, su madre iba a entender. Y algo de eso funcionó aunque no tengo la menor idea de qué dije ya que todo podía ser usado en mi contra, porque no había ningún orden fálico. La diversidad reinaba. Lo que creo ahora es que Diversa se refería a mi prosodia. Mi tono, mi ritmo. Nuevo para ella, no era lo que yo decía sino cómo lo decía.
Vuelvo, si la apoptosis no se produce hay exceso de neurogénesis en ese marco el pruning – invasivo en estos casos- de la adolescencia, ¿precipitaría la esquizofrenia.?
En mi experiencia clínica, los analistas o terapeutas solemos trabajar con los niños o con los adolescentes. Pero no el pasaje y tal vez si trabajáramos el pasaje, se podría “evitar” o mejorar esta excesiva neurogénesis y esta excesiva poda.
¿Para qué estas preguntas? Tal vez para pensar recursos médicos, farmacológicos y terapéuticos que faciliten la entrada en la adolescencia de los niños graves, para frenar en la medida de lo posible los brotes en la adolescencia, favoreciendo poda y conexiones.

Silvia Sisto
Psicoanalista
sistosil@ciudad.com.ar



[1] Libro: Niños débiles
[2] J. Lacan- Intervenciones y textos 2
[3] Dr. G. Brarda trabajó este concepto en el seminario Cruces entre Neurobiología y Psicoanálisis.

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