La escritura es
para mí una de las mejores maneras de que mi pensamiento no me obstaculice.
Pensar haciendo es como mejor pienso. Luego leeremos. Creo que estos escritos
tal vez son apresurados en un punto pero necesarios en otro ya que la eficacia
del psicoanálisis en situaciones de crisis y “emergencia”, segundo nombre de
las villas, es muchas veces cuestionada. Mi pasaje por este lugar será con las
herramientas psicoanalíticas de mi
propio análisis y la teoría a la que llegué por distintos caminos,
seguramente este sea uno más. El porqué
acepté esta invitación irá despuntándose en los escritos, el origen de cada uno
de nosotros deja sus marcas y sus deudas. Un recuerdo de mi infancia: Mi abuela
vivía en “villa insuperable…” el nombre
y su ambivalencia marcan una ruta posible.
Allá vamos:
Como todos los jueves
desde el mes de marzo, la madre, sus hijos, sus nueras,
el yerno y los nietos, nos esperan al pastor y a mí. La
familia nos espera reunida en el comedor que es pequeño aunque no tanto, hay
lugar. Hay mate y ese día particularmente había mucha excitación. Se movían.
Iban y venían. Hablaban. Abrían la heladera. Algunos otros entraban y salían…en
fin, difícil. Entonces intervengo, ya
tenemos cierta confianza:
-
che que les pasa que están tan
contentos??!!
-
Estamos bien...si venís un día que esa semana pasaron cosas, estamos
mal pero hoy estamos bien
-
Todo bien? Digo entre irónica y
cómplice ya que el “Todo bien” es una
expresión que usan mucho y yo se las
cuestiono.
-
Si, todo bien
Mi mirada recorría
una y otra vez la escena, me entregué al viejo sillón que me amparaba y dejé
que esa bruma me inundara. Fue raro. Exótico. Los olores me marearon un poco.
Mi mirada recorría una y otra vez esas caritas, esos gestos. Les diría que se
bajó el volumen. Se hizo silencio dentro de mí y la carita de Marita me
sacudió. Dejar de oír me hizo escuchar.
Su bebé de 20 días yacía en el brazo del
sillón que lo amparaba a él. Pensé, ¿y
la posición fetal, tan típica?, ese color era raro…además parecía agitado.
Marita lo cuidaba,
lo miraba y me miraba, no se movía como el resto. Cuando el aturdimiento me
agotó me agaché a los pies de ella y le susurré:- ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu bebé?
Me miró fijo y dijo:- mal. Luego lloró.
De pronto fue como
si el golpe de un dado organizara la partida. Todos se miraron y empezaron a acusarse: -Hace una semana que el bebé no tiene la
leche que el médico le recetó y le dan Nestún. El bebé vomita y esta hinchado,
yo les digo que vayan al médico, dice la abuela.
Parecen todos dispuestos a colaborar y parecen asustados. -Les dijimos, les dijimos, repiten y
acusan a los padres. Marita trae los estudios que le hicieron en el Gutiérrez,
leo una nota que dejó el médico en el sobre en letra más importante, (que bueno
pensé), la nota decía: -Si se repite el
episodio volver al hospital. Lo leo en voz alta, Marita y el padre de la
criatura se paran de golpe y dicen - Vamos!!!.
Le doy a Marita mi teléfono y si necesita algo que me llame. (Estos padres son dos adolescentes)
Era jueves por la
noche, casi no dormí.
Fue viernes y luego
sábado…el tiempo es todo un tema para estos jóvenes. Un día son cien años o
cien años se pierden en un segundo. Pero parece que la vida de este bebé
hubiera tomado un valor al modo significante en esa escena familiar. Los
movilizó, los ordenó, les generó culpa y reproches. ¿Deuda? ¿La intervención
los echó a andar?
Fue domingo por la
noche y sonó mi teléfono. Primero habló la hija mayor de la familia, luego su
marido. Finalmente Marita ¿ahora la mamá? Me contó que el bebé estaba en
terapia intensiva pero estaba bien.
Acerté el golpe nuevamente, con cierto dolor
pero no hay tiempo de vacilar.
-
Pero, si está en terapia intensiva
debe ser delicado…Silencio…¿Vos como estás?
-
Bien.
-
¿Pudiste dormir en estos días?
-
Si…no… mentira, me desperté un montón de veces, tengo miedo de quedarme
dormida…
…………………………………………………………………………………………
Corto aquí la
escena, son varias las cuestiones que me quedo pensando:
Por un lado la
evidencia de lo que sucede muchas veces: un estado de manía y excitación
familiar ocultaba la situación gravísima de una criatura en peligro, muriendo
frente a nuestros ojos. El desencadenamiento de la escena provocó horror y
angustia también en el pastor y en mí. El efecto de lo siniestro tratamos de
tramitarlo con ellos, que no quedaran del todo enfrentados a lo Real del acto
de omisión. Todos sabían lo que pasaba y nadie decía nada.
Una percepción me empujó
a la intervención. Una percepción en atención flotante. De alguna manera tenía
que poder escuchar más allá de lo que decían. El pastor estaba ahí, su función
de pastor apacigua y calma, me da margen para no estar alerta. El es respetado
por ellos, yo aún estaba en ese trámite, ganándome un lugar, - la villa es así…acá es así…que te pensás…- fueron
algunas de las frases que me dedicaron
en las primeras reuniones. E n aquellas ocasiones supe no entrar en discusión.
Por otro lado parece que mi presencia favoreció que hablaran las chicas hasta
ahora bastante calladas y gustosas de presenciar el pavoneo masculino de la
mano de aventuras y peligros.
Volviendo a la
escena en cuestión creo que la tramitación fue posible ya que en el aposteriori
hubo un llamado.
Un llamado ¿para qué?
Marita dijo:- la llamo porque usted me dijo que le avisara
como iban las cosas...
Es cierto, ofrecí
un lugar para un llamado, que llamen... Que llamen que alguien a veces puede
contestar.
El bebé está mejor,
ya está en la casa, Marita está bien. Ella su bebé y su pareja empezaron a
pensar una vida de a tres porque además de esta circunstancia hubo varios robos
en el seno familiar, por lo que pusieron
una puerta en su dormitorio. ¡Una puerta con llave! Ya nadie más que ellos pueden entrar. Las
otras parejas están pensando como resolver ese mismo problema.
Es todo un logro.
Los espacios empiezan a diferenciarse.
Forma parte del
andamiaje que posibilitó este reordenamiento el trabajo realizado con esta
familia durante 2007 por Sergio Rodríguez y el pastor. Trabajo que abrió un espacio
que no había, las palabras aunque flotantes, huidizas y frágiles, tienen un
lugar. Nos esperan para hablar.
El pastor desde su
saber y su relación con ellos, empuja a
la acción: en el caso que planteo fue: -
Se van ya mismo al hospita!. Mi intervención sin su indicación tal vez no
hubiera alcanzado y viceversa. El discurso amo allí vino desde el entrecruzamiento de dos
lugares. El mío, la psicóloga (así es como me nombran), la mujer que viste
sencillo pero diferente, que tiene la misma edad que la madre de esos chicos
pero aquella parece la abuela. Y el pastor, el hombre conocido al que quieren y
respetan.
De esta escena se
recortaron varios actores, en próximas entregas se irán armando más historias y
sus entrecruzamientos.
Ésta escena también
dejó planteado un tema: La confianza o mejor dicho, la falta de confianza que
se instaló a partir de robos en el ámbito de la familia. La confianza y su
falta, en transferencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario