miércoles, 19 de junio de 2013

La obra como biografía: Donald Winnicott

Voy a tomarme de la idea de juego para jugar con algunos autores sin ataduras cronológicas, pero sí tomando nota de la época en que vivieron, en un vaivén de matices y hallazgos que se entrecruzan básicamente en un contexto de guerra.

Si alguien habló de contexto, de ambiente, ése fue Winnicott. –Winnicott fue un niño aristocrático enviado tempranamente por su padre a la escuela alejándolo de sus “múltiples madres” como él decía (madre, hermanas, cocinera). En el ámbito familiar, Winnicott estaba rodeado de muchas mujeres. En general dicen que disfrutó de esas atenciones. De esas vivencias con sus múltiples madres como él dice, tal vez surgió su concepto de madre “suficientemente buena” que por ende, y me parece que ahí está lo interesante de Winnicott, también es suficientemente mala. Las dos cosas están allí. Yo creo que para captar a Winnicott hay que captar los hallazgos en una estructura paradojal. Tal vez la de su propia vida. No por cualquier razón Winnicott escribía y a lo mejor pensaba paradojalmente.
Como único hijo varón, su padre quiso convencerlo de que se uniera a la empresa familiar cosa que no logró. A pesar de una infancia buena algo lo perturbó, hecho que lo llevó al estudio de enfermedades graves y de situaciones graves. Al cumplir 67 años escribió un poema a su madre y se lo entregó a un colega, se lo dio a leer haciéndole saber lo que le había costado y dolido “sacárselo”, ésta es la expresión que él usó, “sacarlo”. El poema es muy breve y dice:

La madre abajo llorando
llorando
llorando
Así la conocí
Una vez, extendido sobre sus rodillas
Como ahora sobre el árbol muerto
Aprendí a hacerla sonreír
a detener sus lágrimas
a deshacer su culpa
a curar su muerte interior
Darle vida era mi vida.

Este poema por lo menos sugiere una madre muy triste, no sé si decir depresiva pero había un niño ahí que se había propuesto alegrar a su madre. Por eso creo que esa madre suficientemente buena también incluye a la otra, en su propia vida.
En años posteriores Winnicott escribió ¨ El análisis es el trabajo que he elegido, la forma en que siento que mejor puedo ocuparme de mi propia culpa, la forma en que puedo expresarme de modo constructivo”
Según dicen no llegó a tener una lectura completa de las obras de S. Freud. Cuando empezó a estudiar psicoanálisis muchos de los escritos de Freud todavía no habían sido traducidos al inglés. Winnicott nació en 1896, Freud en 1856, los separan muchos años y un mundo que no era el actual. Sin embargo en varias cuestiones parece que hubieran tenido una misma intuición.
Hay preguntas como: ¿Cuándo empieza el juego? ¿Hay juego antes de poder separase de la mamá? ¿Hay objeto cuando se juega? Preguntas que, aunque de manera diferente, rondaron a todos nuestros maestros.
Según Freud “el juego sintetizaba el logro cultural del niño, la gran renuncia instintiva realizada a fin de dejar partir a su madre sin protestar.” Se detectaba allí la ganancia de placer en el dominio del objeto, y de ahí la compulsión a la repetición.
Winnicott no estará del todo de acuerdo con Freud – aunque no pudo polemizarlo con él- respecto a la voluntad de dominio que hay en el juego, o, de que sólo haya eso. Él dice que no trata sólo de dominio, él habla de “uso” de objeto donde hay que tener en cuenta la naturaleza del objeto, como una cosa en sí misma. Él va a decir, para usar un objeto es necesario que el sujeto haya desarrollado una capacidad que le permita usarlos. Y en ese sentido, nuevamente la paradoja, el objeto tiene que soportar el uso.
En este sentido quiero detenerme un poco en la cuestión del analista cuando ofrece su presencia, su cuerpo, su consultorio, a ser usado, tiene que poder dejarse usar, pero, y acá viene el aporte de Lacan, que me parece que es lo interesante: hasta cierto punto.
Winnicott va a seguir un poco más y va a decir que esto del uso y de la relación de objeto es posible en tanto exista un ambiente facilitador, que no es poco.
Retomo, es Lacan quien va más allá del uso, él habla del usufructo (éste es un término del derecho): uso interdicto por la ley. El uso sin ley, goce, goce del Otro, espacio sin tiempo, juguetes que no lo son (autistas mordiendo todo o babeando). En el usufructo la ley se manifiesta en la modalidad de uso. Las cosas se usan para lo que han sido hechas. Cuando uno trabaja con un autista, ahí es bien claro que algo de la legalidad no está funcionando, que el objeto perdió la calidad de objeto, la pelota es redondez para decirlo de alguna manera, es algo que siempre tiende a querer ser incorporado, a querer ser mordido. Entones el Objeto Transicional que emerge del Espacio Potencial de Winnicott podría ubicarse entre la presencia-ausencia de la madre y la interdicción del padre. Y el Objeto Transicional, provocando a la estructura significante.
Entonces, es importante repensar con Winnicott[1] la construcción en cada caso del Espacio Potencial de juego, Objeto Transicional y Fenómenos transicionales, que dependen de esa zona hipotética que hay entre la mamá y el bebé. Estos elementos serán necesarios que aparezcan en el espacio del consultorio pero sólo será posible si tenemos en cuenta ese concepto muy importante que es el de ambiente facilitador. Cómo semblanteamos para facilitar que algo de eso aparezca, es lo más difícil.
El ambiente, la atmósfera que anidará a una criatura es fundamental para que los otros elementos particulares de la infancia aparezcan. Ese ambiente facilitador que pueda armarse para determinada familia, en nuestro consultorio, hace a nuestro arte de encontrar el semblante que facilite y posibilite el trabajo. Hay una anécdota de Winnicott, cuando lo llaman para que asesore en un orfanato y le preguntan cómo tenían que abordar los terapeutas esos casos tan terribles de niños que habían perdido a su familia en la guerra. Winnicott recorre el lugar y dice algo así: "Antes de hacer nada, pongan cortinas y cubrecamas acogedores". Está en "Deprivación y Delincuencia" un libro muy interesante y tal vez de poca circulación actual.

Volvamos al juego, Winnicott le da un estatuto vital en la construcción de la subjetividad a la posibilidad de jugar. Si un niño puede jugar, me parece que tiene una cantidad de recursos, aunque tenga que venir al consultorio de un analista, una cantidad de recursos disponibles que rápidamente hacen que la situación empiece a andar bien. El tema es cuando no juega. Se nos plantea aquí una dificultad de traducción que hay que aclarar para no simplificar.
El inglés dispone de dos palabras para nombrar aquello que nosotros sólo podemos decir de un solo modo: jugar. Ellos dicen play o bien game. El game es el juego reglado, se desarrolla en un espacio y un tiempo preestablecido, con un inicio, un desarrollo y una conclusión definidos; el ajedrez sería un ejemplo, dará como resultado ganadores y perdedores, y otorga a quien lo juega la sensación de dominio (Freud) de una estrategia posible para dirigir su juego. Y algo que resulta importante es que todo game admite una vuelta más, un volver a intentarlo. El play, en cambio, está más cercano al despliegue de una actividad espontánea; es en su propio movimiento como se construye el área de juego; no define “ganadores” o “perdedores”, pero los participantes no salen del mismo modo al que habían ingresado. En el play no hay una preocupación intelectual, en el game sí. Y, finalmente, en el play no hay “revancha” ya que difícilmente se puedan reeditar las alternativas que lo hicieron posible; en todo caso, si las cosas van bien vuelve a intentarse, continúa. Creo que el arte del analista es llevar al paciente a usar la “y” no la “o”. Tal vez sea play y game.
Winnicott aclara que en el play no hay dominio, y somos más jugados que jugadores. En este sentido Winnicott es bastante lacaniano, somos objetos del juego. Y Lacan es muy winnicottiano ya que su conceptualización de objeto “a”, la toma de Winnicott y la sigue trabajando.
Decía en el comienzo que Freud y Winnicott no pudieron intercambiar ideas pero tal vez Klein hizo de bisagra sin saberlo…

Fragmento de la clase1 del Seminario: Los niños nos enseñan a psicoanalizar 


[1] Realidad y juego- D. Winnicott



Psyche Navegante N° 93 - www.psychenavegante.net – Agosto 2010
Psicoanálisis - Vida y Obra
Autor: Silvia Sisto


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