miércoles, 12 de junio de 2013

La escritura es para mí una de las mejores maneras de que mi pensamiento no me obstaculice. Pensar haciendo es como mejor pienso. Luego leeremos. Creo que estos escritos tal vez son apresurados en un punto pero necesarios en otro ya que la eficacia del psicoanálisis en situaciones de crisis y “emergencia”, segundo nombre de las villas, es muchas veces cuestionada. Mi pasaje por este lugar será con las herramientas psicoanalíticas de mi propio análisis y la teoría a la que llegué por distintos caminos, seguramente este sea uno más. El porqué acepté esta invitación irá despuntándose en los escritos, el origen de cada uno de nosotros deja sus marcas y sus deudas. Un recuerdo de mi infancia: Mi abuela vivía en “villa insuperable…” el nombre y su ambivalencia marcan una ruta posible. Allá vamos: Como todos los jueves desde el mes de marzo, la madre, sus hijos, sus nueras, el yerno y los nietos, nos esperan al pastor y a mí. La familia nos espera reunida en el comedor que es pequeño aunque no tanto, hay lugar. Hay mate y ese día particularmente había mucha excitación. Se movían. Iban y venían. Hablaban. Abrían la heladera. Algunos otros entraban y salían…en fin, difícil. Entonces intervengo, ya tenemos cierta confianza: - che que les pasa que están tan contentos??!! - Estamos bien...si venís un día que esa semana pasaron cosas, estamos mal pero hoy estamos bien - Todo bien? Digo entre irónica y cómplice ya que el “Todo bien” es una expresión que usan mucho y yo se las cuestiono. - Si, todo bien Mi mirada recorría una y otra vez la escena, me entregué al viejo sillón que me amparaba y dejé que esa bruma me inundara. Fue raro. Exótico. Los olores me marearon un poco. Mi mirada recorría una y otra vez esas caritas, esos gestos. Les diría que se bajó el volumen. Se hizo silencio dentro de mí y la carita de Marita me sacudió. Dejar de oír me hizo escuchar. Su bebé de 20 días yacía en el brazo del sillón que lo amparaba a él. Pensé, ¿y la posición fetal, tan típica?, ese color era raro…además parecía agitado. Marita lo cuidaba, lo miraba y me miraba, no se movía como el resto. Cuando el aturdimiento me agotó me agaché a los pies de ella y le susurré:- ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu bebé? Me miró fijo y dijo:- mal. Luego lloró. De pronto fue como si el golpe de un dado organizara la partida. Todos se miraron y empezaron a acusarse: -Hace una semana que el bebé no tiene la leche que el médico le recetó y le dan Nestún. El bebé vomita y esta hinchado, yo les digo que vayan al médico, dice la abuela. Parecen todos dispuestos a colaborar y parecen asustados. -Les dijimos, les dijimos, repiten y acusan a los padres. Marita trae los estudios que le hicieron en el Gutiérrez, leo una nota que dejó el médico en el sobre en letra más importante, (que bueno pensé), la nota decía: -Si se repite el episodio volver al hospital. Lo leo en voz alta, Marita y el padre de la criatura se paran de golpe y dicen - Vamos!!!. Le doy a Marita mi teléfono y si necesita algo que me llame. (Estos padres son dos adolescentes) Era jueves por la noche, casi no dormí. Fue viernes y luego sábado…el tiempo es todo un tema para estos jóvenes. Un día son cien años o cien años se pierden en un segundo. Pero parece que la vida de este bebé hubiera tomado un valor al modo significante en esa escena familiar. Los movilizó, los ordenó, les generó culpa y reproches. ¿Deuda? ¿La intervención los echó a andar? Fue domingo por la noche y sonó mi teléfono. Primero habló la hija mayor de la familia, luego su marido. Finalmente Marita ¿ahora la mamá? Me contó que el bebé estaba en terapia intensiva pero estaba bien. Acerté el golpe nuevamente, con cierto dolor pero no hay tiempo de vacilar. - Pero, si está en terapia intensiva debe ser delicado…Silencio…¿Vos como estás? - Bien. - ¿Pudiste dormir en estos días? - Si…no… mentira, me desperté un montón de veces, tengo miedo de quedarme dormida… ………………………………………………………………………………………… Corto aquí la escena, son varias las cuestiones que me quedo pensando: Por un lado la evidencia de lo que sucede muchas veces: un estado de manía y excitación familiar ocultaba la situación gravísima de una criatura en peligro, muriendo frente a nuestros ojos. El desencadenamiento de la escena provocó horror y angustia también en el pastor y en mí. El efecto de lo siniestro tratamos de tramitarlo con ellos, que no quedaran del todo enfrentados a lo Real del acto de omisión. Todos sabían lo que pasaba y nadie decía nada. Una percepción me empujó a la intervención. Una percepción en atención flotante. De alguna manera tenía que poder escuchar más allá de lo que decían. El pastor estaba ahí, su función de pastor apacigua y calma, me da margen para no estar alerta. El es respetado por ellos, yo aún estaba en ese trámite, ganándome un lugar, - la villa es así…acá es así…que te pensás…- fueron algunas de las frases que me dedicaron en las primeras reuniones. E n aquellas ocasiones supe no entrar en discusión. Por otro lado parece que mi presencia favoreció que hablaran las chicas hasta ahora bastante calladas y gustosas de presenciar el pavoneo masculino de la mano de aventuras y peligros. Volviendo a la escena en cuestión creo que la tramitación fue posible ya que en el aposteriori hubo un llamado. Un llamado ¿para qué? Marita dijo:- la llamo porque usted me dijo que le avisara como iban las cosas... Es cierto, ofrecí un lugar para un llamado, que llamen... Que llamen que alguien a veces puede contestar. El bebé está mejor, ya está en la casa, Marita está bien. Ella su bebé y su pareja empezaron a pensar una vida de a tres porque además de esta circunstancia hubo varios robos en el seno familiar, por lo que pusieron una puerta en su dormitorio. ¡Una puerta con llave! Ya nadie más que ellos pueden entrar. Las otras parejas están pensando como resolver ese mismo problema. Es todo un logro. Los espacios empiezan a diferenciarse. Forma parte del andamiaje que posibilitó este reordenamiento el trabajo realizado con esta familia durante 2007 por Sergio Rodríguez y el pastor. Trabajo que abrió un espacio que no había, las palabras aunque flotantes, huidizas y frágiles, tienen un lugar. Nos esperan para hablar. El pastor desde su saber y su relación con ellos, empuja a la acción: en el caso que planteo fue: - Se van ya mismo al hospita!. Mi intervención sin su indicación tal vez no hubiera alcanzado y viceversa. El discurso amo allí vino desde el entrecruzamiento de dos lugares. El mío, la psicóloga (así es como me nombran), la mujer que viste sencillo pero diferente, que tiene la misma edad que la madre de esos chicos pero aquella parece la abuela. Y el pastor, el hombre conocido al que quieren y respetan. De esta escena se recortaron varios actores, en próximas entregas se irán armando más historias y sus entrecruzamientos. Ésta escena también dejó planteado un tema: La confianza o mejor dicho, la falta de confianza que se instaló a partir de robos en el ámbito de la familia. La confianza y su falta, en transferencia.

30 de junio de 2008, hace un mes que Fernando ya no está.
La relación de intimidad que establecía en sus relaciones nos atraviesa de diferentes maneras a cada uno de los que estuvimos allí.
Hoy, 30 de junio; familiares, analizantes, discípulos, colegas, amigos, y gente como yo que lo conoció sobre todo desde sus textos, nos reunimos a conversar acerca de él.
Sus compañeros y amigos decidieron hacerlo tal cual su modalidad, armaron una asamblea clínica, sin coordinación fija ni oradores preestablecidos. La estructura de demora -uno de sus hallazgos más importantes- fue la que comandó la reunión. Quien quisiera decir algo podía hacerlo en el momento que lo deseara, contando claro… con los momentos de silencio.
El lugar era obligado, el auditorio de  la Secretaría de Derechos Humanos. Allí Fernando supo pensar y trabajar con la ética del psicoanálisis esa complejidad que son “los derechos humanos”.
Alguien llamó la atención sobre la puntualidad, la sala estuvo llena en horario,

parece que la cita era de honor. Cuentan los que lo conocieron de cerca que era un hombre noble, generoso, que generaba intimidad en medio de una multitud.
Chichú, su  mujer, supo escuchar valientemente cada  relato, parecía querer atesorarlos, guardarlos y sólo de vez en cuando alguna risa cómplice por algún recuerdo compartido, asomaba. Ella no habló pero pintó un cuadro de Fernando que lo refleja con toda su luz, un cuadro atravesado por la ternura. La ternura fue otro de sus conceptos trabajados más interesantes.
Sergio Rodríguez comentó sobre las más de 80 adhesiones que llegaron y eligió una que  representa a Fernando, casi tan bien,  como el cuadro de Chichú.
La poesía llegó al otro día de su muerte, salida del alma y es de Fermín Estrella Gutiérrez:
Oración fúnebre
Querido Fernando
descansa en paz
Has hecho tu labor  entre los vivos
entre los pobres
y  los ricos
entre los desordenados
y los ordenados
en esta realidad desordenada

Te atreviste
a  esgrimir tu ciencia y tu  herejía
porque solo importaba
salvar  las mentes  y los cuerpos
de las temidas psicosis y neurosis
en el  infierno - paraíso
donde nos acorrala este sistema

miles de gentes sencillas
te agradecen
tu trabajo fecundo

muchos pacientes impacientes
quedarán huérfanos
de tu palabra justa
oportuna
certera
que destrabó su corazón cansado 

supiste llegar al corazón de muchos
y desde siempre
dejaste en tu partida
una gran cantidad de corazones
que seguirán tu lucha
por la vida

descansa en paz maestro
plantaste un árbol, escribiste libros
y
has dejado humanidad en el camino

Como dice el poeta sus huérfanos pacientes impacientes estaban allí y desde la ternura asomaron varios relatos, relatos que cuentan de su clínica.
Éste lo leyó Bachi Taber, un colega lo mandó por mail, lo tituló: Un psicoanalista en la ruta. Va un recorte de ese relato: “Un viaje insólito. Hace 12 años Fernando me pidió que lo acompañara en una intervención institucional en un hospital de Trenque Lauquen. Su pedido se fundaba en su cansancio para manejar después de un día de trabajo. Luego de una hora de viaje llegamos a una estación de servicio en Mercedes y Fernando me dice: “Ruso esperame un rato que tengo que ver a un paciente”. Desde hace un tiempo cuando iba a sus  campos del sur-como él los llamaba-, paraba en esta estación. El empleado le contó que tenía problemas con sus hijos, por eso cada vez que iba para el sur les daba una sesión. También una maestra que hacía dedo pudo  tomar una sesión en el asiento de adelante.”

“…hace poco más de 9 años conocí a Fernando”, dijo una conmovida muchacha que relató su pasaje por aquel cálido consultorio. Habló “de su voz suave casi como un susurro, pero firme”.  Alguien agregó: “Él podía nombrar el matiz.”
Otra poesía se hizo presente en medio de los matices.  Llegó a modo de carta a través de Luciano Carbone. Es del poeta Martín "Poni" Micharvegas radicado en España y dice:
esto de las distansias forsadas
( espesie de libertades condisionales...).
 te hase resibir golpes que,
aún así,
ni eya amortigua:
me habrán oído muchas veses,
sitar a Fernando Ulloa,
como un maestro cercano
y un amigo muy próximo:
el viernes 30 de mayo,
acaba de fayecer en buenos aires
( ya que hombres como él,
y mientras duren las palabras
como recurso válido entre los humanos,
no mueren! )...........................................
Agrega el autor: no son 'orrores' tipográficos sino el intento de una escritura deliberada de ser y afirmarse...

Los relatos sobre sus intervenciones son innumerables. Me impactó el relato de una colega de Tucumán: “hace muchos años en épocas de Pichón se desató un conflicto en el hospital y Pichón dijo:   - esto o lo arregla Fernando Ulloa o no lo arregla nadie”. Y así fue, le pagaron solamente el pasaje y allí estuvo él con esa modalidad… que una de sus compañeras de trabajo supo nombrar así: “según Fernando para trabajar hay que hacerlo con un saber abierto, con un saber en borrador, que nuestro saber sea curioso, que se construya  en el lazo con los otros, que nos toque. Por eso él invitaba a que dejáramos el lugar de expertos, a que nos despojáramos de los baluartes narcisistas…”
Su hijo Pedro dijo darse cuenta mientras nos escuchaba, que a pesar de haber tanta gente había intimidad: -“es que papá se relacionaba siempre desde la intimidad, no eras uno más que estaba hablando… Otra cosa que pensé mientras los escuchaba es sobre la forma que él tenía  de relacionarse con la gente y las situaciones, sea Beriso, Neuquén o  Tucumán, la forma es la pertinencia. Él encontraba la forma pertinente de encarar una situación. Otra particularidad fue la curiosidad, había dos juegos importantes de su infancia, uno con los caballos y el otro en una casa de adobe-que quedaba en un lugar que supieron llamar los bajos de Ulloa, en el sur-  allí había una enciclopedia, donde, con mi abuelo –hablo de la década del ’30- frente a cada duda iban  a ver la enciclopedia...  Mi viejo decía que mi abuelo fue fundante para su curiosidad de saber.”

Es doloroso escuchar a Pedro, a más de uno se nos piantó un lagrimón…
Luego fue el turno de Gilou Royer de García Reinoso,  
voy a ser muy breve –dijo- cuando estoy emocionada trato de apurarme....yo hablo de otro lugar que  la mayoría de ustedes. Como decía él con cierta cortesía, “nosotros somos contemporáneos. Por supuesto, vos mucho más joven”, pero hemos sido contemporáneos desde mucho tiempo atrás, hemos participado de una especie de aventura de lucha contra la arbitrariedad, contra la verticalidad, contra la injusticia, contra el dolor y hemos sido compañeros muy buenos compañeros, de mucha confianza mutua, lo cual me parece que es muy importante.

Y habitados por ese clima íntimo fueron llegando otros relatos…la experiencia de Beriso, el grupo de abogados que trabajó nueve años con él  hasta hace unas semanas…el grupo  Barriletes en bandada…su interés y trabajo incansable por la salud mental en el ámbito del trabajo público  y así…otro  paciente impaciente una vez más se plantó en el medio de  la escena  -como le gustaba hacer a Fernando- y contó y cantó...contó de su vocación ahogada en la garganta y a Fernando invitándolo a cantar en el consultorio… y hoy él aquí cantando para agradecer en el final y en la partida…gracias Fernando!!!

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