miércoles, 12 de junio de 2013

¿Qué marca al “marcador somático”? Parte II

En esta segunda parte tomaré el tema de la memoria.
Damasio plantea que pensamos y recordamos en el cuerpo, éste llama a la puerta de nuestros recuerdos y convoca imágenes, seguramente esas imágenes mnemónicas están asociadas a las vivencias de dolor y satisfacción que trabaja Freud en el Proyecto (ver parte I). Esa memoria corporal a los psicoanalistas nos gusta leerla como la marca del tour de la pulsión con sus parcialidades. Damasio también habla de parcialidades. Él dice claramente que los sentidos no están integrados, que no hay un lugar de llegada y lectura de lo percibido múltiplemente. Lo que sí hay son imágenes “furtivas” que producen la integración. Imágenes que se generan aleatoreamente. Hay una frase que me hace pensar que tal vez está cerca de la idea nuestra de nudo borromeo. Frase donde dice: - [1]“el sufrimiento tiene lugar en la carne”.
Intento una aproximación:
En el imaginario podríamos decir que él ubica los “senti-mientos” y
los “pensa- mientos”, que como dice Lacan[2] “…sólo basta echar un puñado de palabras en un cuerpo y se arma el pensamiento.”
En lo real podríamos ubicar su idea de furtividad. El azar y la vida.
En lo simbólico las leyes del lenguaje de contigüidad y vecindad. No la metáfora.
Es evidente entonces que no lo arma porque le falta la función de la metáfora y el objeto “a”, su lógica consecuencia. El tiene -podríamos pensar- los tres aros sueltos y a medias.
Si lo que arma el nudo es el “a”, entonces lo que comanda es el goce. A partir de ahí podríamos leer, fijaciones, regresiones, inhibiciones y repeticiones.
Pero, ¿cómo convencerlo a Damasio de “su error”? Tal vez tendría que cambiar la lógica de su idea de entrada y salida de estímulos del cuerpo.
Él dice que hay cinco entradas, que son los sentidos y tres salidas, los centros motores. En el medio toda la estructura neural y cerebral pero no calcula los agujeros del cuerpo. Al no ubicar el agujero [3]no ubica el desecho, lo que ex -siste al cuerpo para hacer su semblante”. Si un objeto no cae de la carne, si no se desprende no se lo puede semblantear. Esto también está muy claro por ejemplo en los casos de autismo en relación al tema del sufrimiento y el padecimiento. El objeto no cae y se lo padece, no se lo sufre. Para que haya sufrimiento tiene que haber registro de falta de determinado objeto y volvemos así, a las primeras vivencias de dolor y satisfacción en Freud.
Damasio se la pasa hablando de las vísceras y su correlato emocional y sabe que a la función de la metáfora es imposible buscarla en la neurona, de hecho plantea que la memoria es diferente a la neurona pero como no lo articula a los agujeros que el lenguaje hace en el cuerpo, no lo puede pensar.
A partir de ahora me voy a meter en otra pregunta que creo es válida y sigue la misma ruta: ¿Memoria y pulsión están unidas?
Elegir un recuerdo y no otro es otro tema que desvela sobre todo a Kandel, ¿Cómo se almacenan los recuerdos? ¿Qué hace que decidamos por uno y no por otro? ¿Qué hace que la memoria se detenga en un punto y se deje de almacenar? La neurobiología lo puede explicar perfectamente por el lado bioquímico pero cuando los datos de la historia hacen coincidir esos cambios con coordenadas subjetivas aparece la idea de la furtividad. Esto es muy enigmático para ellos en los casos de
Reminiscencia que aparecen en los libros de Oliver Sacks (foto). La Señora O.C. cuenta el autor, empezó a escuchar repentinamente canciones irlandesas de su infancia, ella pensó que había una radio prendida… hizo todo un recorrido hasta que se dio cuenta que la música sonaba dentro de su cabeza. Sacks dice que es interesante este caso porque confluyen en él neurobiología y psicoanálisis. Ya que por un lado se trataba de un infarto del lóbulo temporal pero también de una elección inconsciente ya que las canciones que ella escuchaba, eran las canciones de su primera infancia.
Ahí tenemos nuevamente el tema de la pulsión ¿Ese recorrido, toque, marca, cuidado materno es el que marca la ruta de la memoria?
Voy a tomarme en este punto del término que Kandel llama habituación. La forma más simple de aprendizaje. La habituación permite trabajar en un lugar ruidoso, no escuchar el tic-tac del reloj o los latidos del corazón.
Sin embargo muchas veces un golpe sacude a la habituación y allí se interrumpe el aprendizaje y el ruido del corazón es un campanazo enorme que aturde a los otros sentidos, el pulso se acelera y hay sudoración. Justamente Kandel (foto) plantea que la habituación es muy importante para organizar la percepción. Con lo cual si se interrumpe se desorganiza. Entonces si la habituación se ve interrumpida bruscamente por algún acontecimiento traumático, Damasio diría que un marcador somático está alterando el juego. Otro aspecto de la habituación es la repetición, ese tic-tac rítmico, automático, siempre igual. Sabemos que la vida ordenada por el tic-tac de la habituación mata al deseo en términos psicoanalíticos y también neurológicos.
Kandel cuenta que la habituación es muy importante para estudiar el desarrollo de la percepción visual y la memoria en los bebés. Un bebé ante una imagen nueva dilata las pupilas y aumenta el ritmo cardíaco y respiratorio, cuando esa imagen es reiterada cesa de responder.
Entonces, un bebé ¿podría acostumbrarse a una imagen nueva cada vez, a un cambio corporal por diferencia permanente? y de ser así ¿qué marcas en la percepción podría dejarle? También la pregunta vale por la inversa. Un otro materno monocorde en tono postural, voz, modo de sostén, ¿podría producir lo que Kandel llama [4]depresión homosináptica? (Esta depresión de la sinapsis se produce cuando en las sucesivas repeticiones de la estimulación de la misma célula decrece la intensidad sináptica).
Esto me hizo pensar en esos pacientes lábiles, débiles. Últimamente se está hablando de “síndrome por déficit de ansiedad”.
Quiero compartir sólo una parte de un material de investigación que presentamos en unas jornadas de investigación en el 2001 y creo que vienen muy bien para trabajar el tema de la habituación y sus efectos.
Caso 1: Paciente: Gastón: Tiene 6 años, es hijo único. Vive con la madre y la abuela. Repite textos de la TV y la radio todo el tiempo. Tira, rompe, muerde, no juega, habla casi siempre gritando. Está muy bien cuidado, limpio y alimentado, también mimado, sin embargo el panorama es devastador. Su ropa pareciera de otro.
La madre: su voz es sin matices, monótona, relata todos los acontecimientos de igual manera, no se angustia, ni llora, solo está preocupada. No arma hipótesis de por qué a su niño le sucede esto, solo pregunta, no se involucra en el hecho y tampoco culpa a nadie. Siempre muy prolija e imperturbable. Nunca grita, ni cambia de tonos al hablar. Puede relatar cosas terribles o sencillas con la misma intensidad.
Caso 2: Paciente: Julieta 3 años: no mira, no se ríe, no juega, rompe papelitos todo el tiempo. No se separa de la mamá. Está muy bien cuidada, muy arreglada, es muy querida por toda su familia. Es la mayor de 2 hijas. Con el correr del tratamiento logra la separación física, aparece la voz, comienza a hablar pero su voz es metálica y no hay entonación. Su ropa no era acorde a su edad.
La madre igual que la nena, no se ríe, habla solo cuando se le pregunta.
Caso 3: Paciente: Gonzalo, un nene de 6 años que llega con jerga única emisión. Decía “iiii, pipipi”.. Parecía que Gonzalo siempre estaba cayéndose.
Su aspecto hipercuidado, siempre bañado y perfumado, y una vestimenta moderna pero excesivamente grande, tampoco era para él. La mamá tenía una forma de sostener que en lugar de acunar, zarandeaba… Su voz siempre angustiada y temblorosa. Muy temerosa.
Lo que trato de pensar y articular, es la relación posible entre el modo de hablar de la madre, el tono, lo significante de esa voz. Lo que de la subjetividad de la madre se trasmite allí y la gravedad de los casos.
Lacan en La Tercera [5]“El Urdromo este me permite poner la voz en la rúbrica de los cuatro objetos… llamados por mí ‘a’ minúscula, es decir, volver a vaciarla de la sustancia que podría haber en el ruido que hace, es decir volver a cargarla en la cuenta de la operación significante.”
Agrego entonces, esto se puede cargar en esa cuenta si es que la voz en tanto objeto ‘a’ se desprende de la carne, sino es el ronroneo del gato y si ese ronroneo acuna a un bebé, tal vez lo mata simbólicamente.
Voy a recordar acá, un concepto trabajado por el Doctor [6]Gabriel Brarda: “hay un proceso que se da sobre el final de la gestación y hasta los 2 años, donde se produce una marcada muerte celular. Se mueren muchas más neuronas que las que es de esperar si vemos la taza de pérdida progresiva que luego de los dos años se da a lo largo de la vida. Esto se llama apoptósis”.
La apoptósis, dijo Brarda, es la muerte cerebral genéticamente programada. La pregunta es entonces: ¿por qué es necesario perder neuronas? Porque cuando tenemos las necesarias conexiones, (dos años, dos años y medio más o menos, tenemos todas las aptitudes, lenguaje incluido) las que son redundantes, sobran. Es más, nos molestan y si perdurasen generarían interferencia. Entones la muerte celular programada alude a que muchas tienen que limpiarse, barrerse. Brarda puso este proceso en articulación con la amnesia infantil y es probable que así sea, pero a mi me parece que además lo podríamos poner en relación con el estadio del espejo y la estructuración del narcisismo. Luego la amnesia tendrá su tiempo. Podemos ponerlo en relación al ronroneo del gato y la habituación. Tal vez por efecto del ronroneo se instala la habituación y no se produce la apoptósis. Es lo que Kandel llama depresión homosináptica. Producida por el aletargamiento que genera un estímulo idéntico todo el tiempo.
Me arriesgo a plantear y plantearme que los mecanismos básicos de la memoria a corto plazo, que son habituación y sensibilización, van a armar las vías de facilitación neural de la relación objetal. Lo que Lacan en el Seminario 4 llamó la madre real que donará objetos simbólicos para que luego éstos pasen a ser reales y la madre simbólica. Todo este trabajo psíquico coincide con los tiempos de la apoptósis.
Me pregunto, ¿si el estadío del espejo falla, la apoptósis falla?, ¿no se produce? De ser así la redundancia, el exceso, no permitiría el paso a la sensibilización.
La sensibilización requiere, dice Kandel, atención y respuesta intensa. Ambos son fenómenos comunes en los seres humanos. Este concepto está muy ligado a lo que Freud llamó angustia señal.
Habituación y Sensibilización son socias, la primera produce acostumbramiento; la segunda, alarma. ¿Podría no pasarse de la primera a la segunda, justamente por la depresión homosináptica que produce la habituación? ¿Estamos allí en los graves casos de autismo o esquizofrenia? Ya que ambos procesos -base de la memoria a corto plazo- son fundamentales para la organización de la percepción.
La pregunta que sigue es cómo se pasa de esta Memoria a Corto Plazo, basada en la sensibilización y en la habituación a la de largo plazo, MLP. Y Kandel dice que la MLP depende de que se activen, a través de los genes, determinadas proteínas que actuarán como inhibidoras o liberadoras de recuerdos.
Por otro lado en el único lugar que sigue habiendo neurogénesis es en el hipocampo y el bulbo olfatorio, son las dos únicas áreas que tienen neo-neurogénesis continua ¿Por qué? Porque los receptores olfativos son terminales nerviosas y tienen que estar siempre renovándose para que no se saturen de información y el hipocampo porque es la estructura encargada de la memoria a corto plazo y si no se regenerasen las neuronas allí, tenderíamos a fijarnos en memorias muy estables y no tendríamos la posibilidad de borrarlas y tener la aptitud nuevamente de incorporar nuevos registros mnemónicos.
¿Este descubrimiento cambia la historia?
En sus cartas a Fliess de 1807-1902 escribe Freud: “…recordemos a este respecto que el sentido principal de los animales (también para sus propósitos sexuales) es el olfato, el cual ha perdido su hegemonía en el hombre. Mientras domina el sentido del olfato (y el del gusto), el pelo, las deyecciones y toda la superficie del cuerpo -así como la sangre- ejercen un efecto sexualmente excitante.”
Según la neurobiología actual en el olfato y en el hipocampo es en la única zona donde hay neurogénesis hasta el final.
Dolto trabaja clínicamente el tema, y plantea que si cuando el niño nace la madre no puede estar con él por distintos motivos y queda al cuidado de varias personas que cambian todo el tiempo o
su madre es sumamente inestable y cambiante, su percepción -la del bebé- que durante los primeros 10 días se ordena sólo por el olfato, enloquece.
Yo creo que en realidad Freud, Dolto y la neurobiología tienen razón aunque parezca contradictorio, la neurogénesis sigue pero en tal caso cae bajo represión esa dominación del sentido del olfato de la que habla Freud, y sólo reaparece -esto para mi es una observación clínica-, en algunos ombligos de sueños, en alucinaciones olfativas o en momentos puntuales relacionados en general con recuerdos infantiles.
Seguramente este texto haya resultado árido y condensado, es el precipitado de una clase en el marco del seminario sobre “Cruces entre Neurobiología y Psicoanálisis”. Es el intento de producir algún entrecruzamiento que nos permita ampliar el horizonte a la vez que acotarlo.





[1] El error de Descartes-Damasio-Pag 16- Foto de Antonio Damasio
[2] En La Tercera de Roma- J.Lacan
[3] La Tercera de Roma Pag 83
[4] Kandel, En busca de la memoria.
[5] J. Lacan- Intervenciones y textos 2
[6] Dr. G. Brarda trabajo este concepto en el seminario Cruces entre Neurobilogía y Psicoanálisi.

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