En esta segunda
parte tomaré el tema de la memoria.
Damasio plantea que
pensamos y recordamos en el cuerpo, éste llama a la puerta de nuestros
recuerdos y convoca imágenes, seguramente esas imágenes mnemónicas están
asociadas a las vivencias de dolor y satisfacción que trabaja Freud en el
Proyecto (ver parte I). Esa memoria corporal a los psicoanalistas nos gusta leerla
como la marca del tour de la pulsión
con sus parcialidades. Damasio también habla de parcialidades. Él dice
claramente que los sentidos no están integrados, que no hay un lugar de llegada
y lectura de lo percibido múltiplemente. Lo que sí hay son imágenes “furtivas”
que producen la integración. Imágenes que se generan aleatoreamente. Hay una
frase que me hace pensar que tal vez está cerca de la idea nuestra de nudo
borromeo. Frase donde dice: - [1]“el sufrimiento tiene lugar en la carne”.
Intento una aproximación:
En el imaginario podríamos decir que él ubica los “senti-mientos” y
En lo simbólico las leyes del lenguaje de contigüidad y vecindad. No la metáfora.
Es evidente entonces
que no lo arma porque le falta la función de la metáfora y el objeto “a”, su
lógica consecuencia. El tiene -podríamos pensar- los tres aros sueltos y a
medias.
Si lo que arma el
nudo es el “a”, entonces lo que comanda es el goce. A partir de ahí podríamos
leer, fijaciones, regresiones, inhibiciones y repeticiones.
Pero, ¿cómo
convencerlo a Damasio de “su error”? Tal vez tendría que cambiar la lógica de
su idea de entrada y salida de estímulos del cuerpo.
Él dice que hay
cinco entradas, que son los sentidos y tres salidas, los centros motores. En el
medio toda la estructura neural y cerebral pero no calcula los agujeros del
cuerpo. Al no ubicar el agujero [3]
“no ubica el desecho, lo que ex -siste al
cuerpo para hacer su semblante”.
Si un objeto no cae de la carne, si no se desprende no se lo puede semblantear.
Esto también está muy claro por ejemplo en los casos de autismo en relación al
tema del sufrimiento y el padecimiento. El objeto no cae y se lo padece, no se
lo sufre. Para que haya sufrimiento tiene que haber registro de falta de
determinado objeto y volvemos así, a las primeras vivencias de dolor y
satisfacción en Freud.
Damasio se la pasa
hablando de las vísceras y su correlato emocional y sabe que a la función de la
metáfora es imposible buscarla en la neurona, de hecho plantea que la memoria
es diferente a la neurona pero como no lo articula a los agujeros que el
lenguaje hace en el cuerpo, no lo puede pensar.
A partir de ahora
me voy a meter en otra pregunta que creo es válida y sigue la misma ruta: ¿Memoria
y pulsión están unidas?
Elegir un recuerdo
y no otro es otro tema que desvela sobre todo a Kandel, ¿Cómo se almacenan los recuerdos?
¿Qué hace que decidamos por uno y no por otro? ¿Qué hace que la memoria se
detenga en un punto y se deje de almacenar? La neurobiología lo puede explicar
perfectamente por el lado bioquímico pero cuando los datos de la historia hacen
coincidir esos cambios con coordenadas subjetivas aparece la idea de la
furtividad. Esto es
muy enigmático para ellos en los casos de
Reminiscencia que aparecen en los
libros de Oliver Sacks (foto). La Señora O.C. cuenta el autor, empezó a
escuchar repentinamente canciones irlandesas de su infancia, ella pensó que
había una radio prendida… hizo todo un recorrido hasta que se dio cuenta que la
música sonaba dentro de su cabeza. Sacks dice que es interesante este caso
porque confluyen en él neurobiología y psicoanálisis. Ya que por un lado se
trataba de un infarto del lóbulo temporal pero también de una elección
inconsciente ya que las canciones que ella escuchaba, eran las canciones de su
primera infancia.
Ahí tenemos
nuevamente el tema de la pulsión ¿Ese recorrido, toque, marca, cuidado materno
es el que marca la ruta de la memoria?
Voy a tomarme en
este punto del término que Kandel llama habituación. La forma más simple
de aprendizaje. La habituación permite trabajar en un lugar ruidoso, no
escuchar el tic-tac del reloj o los latidos del corazón.
Sin embargo muchas
veces un golpe sacude a la habituación y allí se interrumpe el aprendizaje y el
ruido del corazón es un campanazo enorme que aturde a los otros sentidos, el
pulso se acelera y hay sudoración. Justamente
Kandel (foto) plantea que la habituación es muy importante para organizar la
percepción. Con lo cual si se interrumpe se desorganiza. Entonces si la
habituación se ve interrumpida bruscamente por algún acontecimiento traumático,
Damasio diría que un marcador somático está alterando el juego. Otro aspecto de
la habituación es la repetición, ese tic-tac rítmico, automático, siempre
igual. Sabemos que la vida ordenada por el tic-tac de la habituación mata al
deseo en términos psicoanalíticos y también neurológicos.
Kandel cuenta que
la habituación es muy importante para estudiar el desarrollo de la percepción
visual y la memoria en los bebés. Un bebé ante una imagen nueva dilata las
pupilas y aumenta el ritmo cardíaco y respiratorio, cuando esa imagen es reiterada
cesa de responder.
Entonces, un bebé ¿podría
acostumbrarse a una imagen nueva cada vez, a un cambio corporal por diferencia
permanente? y de ser así ¿qué marcas en la percepción podría dejarle? También
la pregunta vale por la inversa. Un otro materno monocorde en tono postural,
voz, modo de sostén, ¿podría producir lo que Kandel llama [4]depresión
homosináptica? (Esta depresión de la sinapsis se produce cuando en las
sucesivas repeticiones de la estimulación de la misma célula decrece la
intensidad sináptica).
Esto me hizo pensar
en esos pacientes lábiles, débiles. Últimamente se está hablando de “síndrome
por déficit de ansiedad”.
Quiero compartir sólo
una parte de un material de investigación que presentamos en unas jornadas de
investigación en el 2001 y creo que vienen muy bien para trabajar el tema de la
habituación y sus efectos.
Caso 1: Paciente:
Gastón: Tiene 6 años, es hijo único. Vive con la madre y la abuela. Repite
textos de la TV y la radio todo el tiempo. Tira, rompe, muerde, no juega, habla
casi siempre gritando. Está muy bien cuidado, limpio y alimentado, también
mimado, sin embargo el panorama es devastador. Su ropa pareciera de otro.
La madre: su voz es
sin matices, monótona, relata todos los acontecimientos de igual manera, no se
angustia, ni llora, solo está preocupada. No arma hipótesis de por qué a su
niño le sucede esto, solo pregunta, no se involucra en el hecho y tampoco culpa
a nadie. Siempre muy prolija e imperturbable. Nunca grita, ni cambia de tonos
al hablar. Puede relatar cosas terribles o sencillas con la misma intensidad.
Caso 2: Paciente:
Julieta 3 años: no mira, no se ríe, no juega, rompe papelitos todo el tiempo. No
se separa de la mamá. Está muy bien cuidada, muy arreglada, es muy querida por
toda su familia. Es la mayor de 2 hijas. Con el correr del tratamiento logra la
separación física, aparece la voz, comienza a hablar pero su voz es metálica y
no hay entonación. Su ropa no era acorde a su edad.
La madre igual que
la nena, no se ríe, habla solo cuando se le pregunta.
Caso 3: Paciente:
Gonzalo, un nene de 6 años que llega con jerga única emisión. Decía “iiii,
pipipi”.. Parecía que Gonzalo siempre estaba cayéndose.
Su aspecto
hipercuidado, siempre bañado y perfumado, y una vestimenta moderna pero
excesivamente grande, tampoco era para él. La mamá tenía una forma de sostener que
en lugar de acunar, zarandeaba… Su voz siempre angustiada y temblorosa. Muy
temerosa.
Lo que trato de
pensar y articular, es la relación posible entre el modo de hablar de la madre,
el tono, lo significante de esa voz. Lo que de la subjetividad de la madre se
trasmite allí y la gravedad de los casos.
Lacan en La Tercera
[5]“El Urdromo este me permite poner la voz en
la rúbrica de los cuatro objetos… llamados por mí ‘a’ minúscula, es decir,
volver a vaciarla de la sustancia que podría haber en el ruido que hace, es
decir volver a cargarla en la cuenta de la operación significante.”
Agrego entonces, esto
se puede cargar en esa cuenta si es que la voz en tanto objeto ‘a’ se desprende
de la carne, sino es el ronroneo del gato y si ese ronroneo acuna a un bebé,
tal vez lo mata simbólicamente.
Voy a recordar acá,
un concepto trabajado por el Doctor [6]Gabriel
Brarda: “hay un proceso que se da sobre
el final de la gestación y hasta los 2 años, donde se produce una marcada
muerte celular. Se mueren muchas más neuronas que las que es de esperar si
vemos la taza de pérdida progresiva que luego de los dos años se da a lo largo
de la vida. Esto se llama apoptósis”.
La apoptósis, dijo
Brarda, es la muerte cerebral genéticamente programada. La pregunta es
entonces: ¿por qué es necesario perder neuronas? Porque cuando tenemos las
necesarias conexiones, (dos años, dos años y medio más o menos, tenemos todas
las aptitudes, lenguaje incluido) las que son redundantes, sobran. Es más, nos
molestan y si perdurasen generarían interferencia. Entones la muerte celular
programada alude a que muchas tienen que limpiarse, barrerse. Brarda puso este
proceso en articulación con la amnesia infantil y es probable que así sea, pero
a mi me parece que además lo podríamos poner en relación con el estadio del
espejo y la estructuración del narcisismo. Luego la amnesia tendrá su tiempo.
Podemos ponerlo en relación al ronroneo del gato y la habituación. Tal vez por
efecto del ronroneo se instala la habituación y no se produce la apoptósis. Es
lo que Kandel llama depresión homosináptica. Producida por el aletargamiento
que genera un estímulo idéntico todo el tiempo.
Me arriesgo a
plantear y plantearme que los mecanismos básicos de la memoria a corto plazo,
que son habituación y sensibilización, van a armar las vías de facilitación
neural de la relación objetal. Lo que Lacan en el Seminario 4 llamó la madre real
que donará objetos simbólicos para que luego éstos pasen a ser reales y la
madre simbólica. Todo este trabajo psíquico coincide con los tiempos de la apoptósis.
Me pregunto, ¿si el
estadío del espejo falla, la apoptósis falla?, ¿no se produce? De ser así la
redundancia, el exceso, no permitiría el paso a la sensibilización.
La sensibilización
requiere, dice Kandel, atención y respuesta intensa. Ambos son fenómenos
comunes en los seres humanos. Este concepto está muy ligado a lo que Freud llamó
angustia señal.
Habituación y
Sensibilización son socias, la primera produce acostumbramiento; la segunda,
alarma. ¿Podría no pasarse de la primera a la segunda, justamente por la
depresión homosináptica que produce la habituación? ¿Estamos allí en los graves
casos de autismo o esquizofrenia? Ya que ambos procesos -base de la memoria a
corto plazo- son fundamentales para la organización de la percepción.
La pregunta que
sigue es cómo se pasa de esta Memoria a Corto Plazo, basada en la
sensibilización y en la habituación a la de largo plazo, MLP. Y Kandel dice que
la MLP depende de que se activen, a través de los genes, determinadas proteínas
que actuarán como inhibidoras o liberadoras de recuerdos.
Por otro lado en el
único lugar que sigue habiendo neurogénesis es en el hipocampo y el bulbo
olfatorio, son las dos únicas áreas que tienen neo-neurogénesis continua ¿Por
qué? Porque los receptores olfativos son terminales nerviosas y tienen que
estar siempre renovándose para que no se saturen de información y el hipocampo
porque es la estructura encargada de la memoria a corto plazo y si no se
regenerasen las neuronas allí, tenderíamos a fijarnos en memorias muy estables
y no tendríamos la posibilidad de borrarlas y
tener la aptitud nuevamente de incorporar nuevos registros mnemónicos.
¿Este
descubrimiento cambia la historia?
En sus cartas a
Fliess de 1807-1902 escribe Freud: “…recordemos
a este respecto que el sentido principal de los animales (también para sus
propósitos sexuales) es el olfato, el cual ha perdido su hegemonía en el
hombre. Mientras domina el sentido del olfato (y el del gusto), el pelo, las
deyecciones y toda la superficie del cuerpo -así como la sangre- ejercen un
efecto sexualmente excitante.”
Según la
neurobiología actual en el olfato y en el hipocampo es en la única zona donde
hay neurogénesis hasta el final.
Dolto
trabaja clínicamente el tema, y plantea que si cuando el niño nace la madre no
puede estar con él por distintos motivos y queda al cuidado de varias personas
que cambian todo el tiempo o
su madre es sumamente inestable y cambiante, su
percepción -la del bebé- que durante los primeros 10 días se ordena sólo por el
olfato, enloquece.
Yo creo que en
realidad Freud, Dolto y la neurobiología tienen razón aunque parezca contradictorio,
la neurogénesis sigue pero en tal caso cae bajo represión esa dominación del
sentido del olfato de la que habla Freud, y sólo reaparece -esto para mi es una
observación clínica-, en algunos ombligos de sueños, en alucinaciones olfativas
o en momentos puntuales relacionados en general con recuerdos infantiles.
Seguramente este
texto haya resultado árido y condensado, es el precipitado de una clase en el
marco del seminario sobre “Cruces entre Neurobiología y Psicoanálisis”. Es el
intento de producir algún entrecruzamiento que nos permita ampliar el horizonte
a la vez que acotarlo.
[1] El error de Descartes-Damasio-Pag 16- Foto de Antonio Damasio
[2] En La Tercera de Roma- J.Lacan
[3] La Tercera de Roma Pag 83
[4] Kandel, En busca de la memoria.
[5] J. Lacan- Intervenciones y textos 2
[6] Dr. G. Brarda trabajo este concepto en el seminario Cruces entre
Neurobilogía y Psicoanálisi.
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