jueves, 6 de junio de 2013

Fines y finales - Parte 1.

Primera parte

[1]Este es un tema que viene ocupando a  analistas practicantes y a sus maestros desde el inicio del psicoanálisis. Leamos que decían cada uno de ellos en los tiempos del psicoanálisis que les tocó vivir y atravesar. Lo repasaré brevemente, ya que algunas de estas historias fueron haciendo marca. 
En “Análisis terminable e interminable” Freud dice entre muchas otras cosas, que es un asunto práctico y que todo analista debería hacerse de nuevo objeto de análisis, quizás cada 5 años.
Ferenczi, dice que el análisis no es un proceso sin término sino que puede ser llevado a un cierre natural si el analista tiene la pericia y paciencia suficiente.
Otto Rank plantea la necesidad de planificar el final como regla técnica.
Melanie Klein, la voy a citar un poco más a ella porque me parece que ha dejado una impronta fuerte en muchos de nuestros análisis y analistas.  Cito: - “Se ha observado a  menudo que la terminación de un análisis reactiva en el paciente las situaciones más tempranas de separación… la terminación puede definirse - tanto en niños como adultos-   como la reducción de la ansiedad persecutoria y depresiva, lo que presupone el análisis de la primeras experiencias de duelo…la terminación de un análisis trae el surgimiento de sentimientos penosos y hace revivir ansiedades tempranas; culminan en un estado de duelo…el paciente tiene que llevar por su cuenta una parte del trabajo de duelo”. Allí ubica Klein porqué después del análisis se consigue un mayor progreso. Para ella es útil que el paciente conozca la fecha de finalización con varios meses de anticipación. Para elaborar y disminuir el sufrimiento. Otra indicación de Klein es que no era conveniente ver al paciente una vez terminado el análisis por un tiempo, para que su presencia no se interpusiese en su elaboración del duelo. Estas recomendaciones fueron muy tomadas y usadas entre los analistas de por acá. En mi primer análisis se trabajó el final de esa manera, se pactó con anticipación día y hora… pero llegué tarde.
Lo que no estaba contemplado, mi analista no supo que hacer con eso y entonces le dije chau y me fuí. Le dejé un regalito. Era una especie de alhajero con forma de corazón. Evidentemente  los problemas del corazón no habían terminado allí aunque  hubiéramos decretado el final…sólo se los dejé, volví tiempo después buscando una derivación para comenzar mi segundo análisis.
 Si leemos atentamente, con Klein lo que no está contemplado es el final de análisis para el analista que conduce. Freud de alguna manera  lo plantea al hablar de: volver cada cinco años, sin embargo de esto se va a ocupar Lacan. De la estructura moebiana de ésta instalación y su disolución.
Bleger también trabajó la cuestión y es muy interesante su planteo para pensar algunos casos graves, que también tendrán algún final posible.
Él habla del encuadre como el depositario de la parte psicótica de la personalidad, de la parte indiscriminada y no resuelta de los primitivos vínculos simbióticos. Según Bleger el encuadre es mudo pero no por ello inexistente. Solo que entra en una  paradoja sin salida porque para que caiga el encuadre hay que armar otro, es un trabajo sistemático, dice él. Algo de esto sucede con el dispositivo de pase. Se arma un dispositivo para trabajar lo que sucedió en otro dispositivo.

Para la concepción lacaniana, el fin de análisis implica la caída del lugar del sujeto supuesto saber, el establecimiento de la máxima diferencia entre ideal y objeto, la experiencia de des-ser y la producción del deseo de analista como resto.
De cómo se aproxima cada quien a estas posiciones trabajará este artículo.
El dispositivo de pase pensado por Lacan entiendo que trata de darle lugar a ese tiempo. Pero después de leer muchos materiales sobre testimonios de pase y de escuchar a algunos pocos colegas sobre sus experiencias de análisis creo que la escritura es posible de distintas maneras. Lacan mismo dice que su pase es el dictado de los seminarios.
En este sentido entiendo que hay que partir de la concepción psicoanalítica del caso por caso y de la capacidad de cada analista para moldear allí un recurso nuevo y creativo con cada paciente.
Voy a ir básicamente por el camino de la propia experiencia de mis propios análisis y por el Seminario 24 de Lacan (clase 1y 2)- y el Seminario 11 (clase 3 y 20), además de la Proposición del 9 de octubre.

Hay una frase que me encontré diciendo un tiempo después de mi segundo análisis y cuando estaba frente a un acto -tal vez para muchos de lo más común y sencillo-, sin embargo, la frase fue: Esto no lo soñé. Era algo en lo que estaba incursionando y sin darme cuenta estaba metida en cuerpo y alma, gozando… era algo nuevo que ni siquiera había sido nombrado en el transcurso de mi análisis, algo insospechado por mí. Esa frase me resonó durante bastante tiempo, como es eso de estar en algo que ni siquiera se soñó, fantaseó o anheló, ¿de qué se trataba? De algo absolutamente nuevo e impensado, caído de quien sabe que nuevo lugar. 

Entiendo que nuestros análisis están hechos de eso, frases, restos de frases, retazos. Frases dichas a tiempo, en tiempo, esas son las que quedarán como marcas. También nuestra vida cotidiana, nuestra historia está hecha con frases, frases dichas al pasar, en secreto, a los gritos, quedaron aquellas que hicieron marca, porque fueron dichas al ritmo justo en el momento preciso. Aquellas que trazaron el recorrido de la pulsión, el borde y su agujero. Sabemos que en un análisis se produce una rectificación del recorrido de la pulsión.  Recorrido que se articula en los significantes de la demanda. Demanda que será apartada por la transferencia y por la vía del “deseo de analista” será llevada a la pulsión nuevamente. (S.11, clase 20) Es por ésta vía- de la transferencia y el rechazo de la demanda- que se aísla el objeto “a” y se lo sitúa a la mayor distancia posible del Ideal.
 La experiencia de un análisis lo que deja entonces es la experiencia del inconsciente, produciendo esa rectificación. El inconsciente es lo evasivo, lo que logramos asir en una estructura temporal inaccesible a la contradicción y a la localización. Escapa al tiempo reloj. Se trata de otro modo de tiempo, un tiempo lógico. Por eso Bleger se proponía pescarlo en el encuadre.
¿No es acaso el discurso el  encuadre para pescar al inconsciente?

Entonces el inconsciente es de una estructura temporal nueva.¿De dónde emergió esa frase-esto no lo soñé-  en un momento de concluir que me ubicó en un nuevo instante de ver, que no deja de ser misterioso? Recordemos que la batería significante está dada desde el comienzo. Sobre esta base dice Lacan que hay que introducir dos términos -requeridos por la función de la repetición- el azar y la arbitrariedad.
Pero la función del significante y la letra hacen a su no arbitrariedad. No es tan azaroso en ese sentido sino que está desde el inicio en la “lalengua de ese sujeto o sea de la aprehensión que hizo del conjunto de la batería significante”.
 “Yo” no lo soñé…pero estaba en “eso” (el inconsciente). “Eso” en francés es el ello, el inconsciente

Sigamos ahora el camino de la liquidación de la transferencia:
Lacan en el Seminario11, clase XX “En ti más que tu”, plantea allí que todos se llenan la boca con el término liquidación de la transferencia y dice: “Si la Transferencia es la puesta en acción del inconsciente, mediante la liquidación de la tranferencia se liquida el inconsciente? ¿Ya no tenemos inconsciente después de un análisis?”
¿O es el sujeto al que se le supone saber quien tiene que ser liquidado? Y el mismo se contesta : “Sería muy peculiar que al Sujeto al que se le supone saber algo sobre uno y que de hecho nada sabe de eso,  pueda considerarse liquidado en el momento en que al final del análisis , empieza precisamente a saber algo, al menos sobre uno.”
En tal caso lo que se liquida es la relación narcisista por la que el sujeto se hace objeto amable.
Estamos hablando de la identificación que constituye el fantasma, que se escribe: i(a). Allí en el sustrato del fantasma la pulsión parcial está operando.
Interpreto que la presencia del analista permite que el “a”, aunque invisible, se encarne, y sea el que reine en el dispositivo analítico. Así permite que el fantasma se despliegue en la transferencia. En este sentido el analista a aniquilar está formando parte de la escena, si es que hay análisis, y en tal caso la rectificación del recorrido de la pulsión pasará por allí. Una intervención acertada permite rectificar ese recorrido.
Recordemos que el fantasma sostiene la repetición. Es decir, se va a repetir de acuerdo a esta lógica y a esta estructura del fantasma.  Por esa razón, tiende a la fijeza. Y a mayor fijeza, más complicada se le puede hacer la vida a alguien. Aún dentro de la fijeza, se produce una secuencia temporal gramatical. Entonces atravesar ese fantasma, será trabajar esas coagulaciones, esas letras, produciendo otra escritura. Otra estructura gramatical. Plantear el fin de análisis con el atravesamiento del fantasma es plantear sólo un aspecto del recorrido de un análisis, que puede darse de distintas maneras en distintos tiempos de la construcción gramatical  por la que el sujeto es representado.
Sabemos que el discurso del amo es el que  funda al inconsciente, es allí donde se produce la caída del objeto por la vía de la división subjetiva,
(en la parte de abajo del discurso del amo ya están los elementos  que después van a dar lugar a la fórmula del  fantasma. El sujeto articulado al objeto   $    ◊    a).
Se trata de momentos diferentes en relación al objeto, que además no es el mismo en cada momento pero tampoco es otra cosa que el objeto”a”: el objeto de la pulsión, el objeto del fantasma y el analista semblanteando ese objeto en el discurso del analista. Repaso el tema para pensar la función del objeto en distintos momento de la constitución subjetiva y luego la destitución. Por eso pensar el fin de análisis como atravesamiento del fantasma no alcanza. 




[1] Parte del material trabajado en este artículo surge de la clase dictada por la autora en el  Seminario: Siglo XXI: Novedades en la dirección de la cura, durante el año 2005. Seminario a cargo de Sergio Rodríguez

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